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Jueves, 18 Abril 2024
Mujer  Martes 25 de febrero de 2020 - 15:40 hs.                3595
  Mujer   25.02.2020 - 15:40   
Equidad en el hogar: papás con delantales, o cómo imaginar sin límites ni estereotipos
¿Repensamos los roles? ¿Nos deconstruimos? ¿Salimos de las imposiciones de una cultura machista y patriarcal?



Amador barre, pasa el trapo, plancha, hace la cama y ordena la casa donde lo contrataron. Lo empleó una familia en la que ambos padres trabajan, y su historia es fruto de la imaginación y creatividad de la periodista y escritora Magela Demarco. En Un papá con delantal, la autora denuncia desde el humor y la simpleza la desigualdad en los roles de hombres y mujeres al interior del hogar, reflejo de una cultura machista y patriarcal.


Magela escribe sobre las cosas que le interesan, la inquietan, o le hacen ruido. “Me gustó jugar con la idea de que sea un señor el que hace las tareas del hogar porque es algo que no ocurre en la realidad: al menos en Argentina, todas las personas que uno contrata para trabajar en casa son mujeres. En el cuento, el señor que contrata la mamá se llama Amador. Porque se necesita mucho amor y mucha entrega para hacer las tareas de la casa”, cuenta.


Tapa de "Un papá con delantal", libro de Magela Demarco con ilustraciones de Andrea Bianco.


La autora de Un papá con delantal leyó el cuento en colegios, lo compartió también durante las jornadas de educación sexual integral y charló con los/as pequeños/as sobre la división de roles existente.


- ¿Quién pone la mesa en sus casas? ¿Quién cocina? ¿Quién compra los materiales que piden en el cole? ¿Quién les revisa la tarea? ¿Quién usa el lavarropas?


La respuesta a la mayoría de esas preguntas resulta ser “mamá”. Entonces conversan entre todos y coinciden en que sería mejor que las actividades estuvieran repartidas de forma más equitativa y justa. Durante esa puesta en común también conversan sobre oficios y profesiones; que los colores no tienen dueño; que antes los padres le elegían el marido a las hijas; que hoy hay equipos de fútbol femenino; y que las mujeres en nuestro país recién pudieron votar en 1951.


La autora, de 43 años, no siempre cuestionó los roles instalados de manera arbitraria, y lo atribuye a algo generacional. Cuando fue adolescente tuvo que ayudar con las cosas del hogar por obligación, porque le enseñaron que era la hija mujer la que tenía que hacerlo. Cuando convivió en pareja pasó lo mismo, y más tarde, cuando fue mamá, también.


“¿Quiénes son las que crean un chat del colegio para estar al tanto de las novedades o necesidades de los y las hijas? En su gran mayoría los chats son sólo de madres, los padres a lo sumo crean uno para organizar partidos de fútbol. Mirarlo ‘desde afuera’ te permite verlo. Muchas veces cuando nos encontramos insertos en nuestra propia realidad estamos ciegos y no podemos percibir cosas que desde fuera y tomando distancia se tornan muy evidentes. Cuando algo está naturalizado (aunque no tenga nada de natural ni de igualitario, ni de justo), ¡no lo ves!”, reflexiona.


La experiencia con padres, madres y cuidadores casi siempre también es positiva.“En el caso de las madres el libro también las deja pensando. Tu compañero no te tiene que ‘ayudar’. Ese no es el verbo indicado. Tiene que hacer la parte que le corresponde en las tareas del hogar, el 50%. Y los padres… no he tenido mucho feedback con el libro por parte de ellos. ¿Será porque también solemos ser las mujeres las que les compramos libros a nuestros hijos?”, se pregunta Magela.


En su experiencia, el nacimiento de su hijo también la hizo reconsiderar y cambiar cosas que no le generaban bienestar: “Los hijos e hijas vienen a enseñarnos muchas cosas. Tenemos que estar atentas/os”.


A nivel social y global, la autora considera que sería importante ver a más papás con delantales para modificar los hábitos patriarcales que cargamos desde hace años. Considera, además, que esto no sólo favorecería a las mujeres, sino que los hombres ganarían cercanía con sus hijas e hijos, más empatía y más tiempo de estar juntos.


“Toma muchos años modificar los patrones culturales patriarcales. Porque, además, hay muchos hombres que de la boca para afuera están de acuerdo y de la casa para adentro siguen comportándose como antes. Se aprende con el ejemplo, no con palabras. De nada sirve decir cosas lindas y amorosas hacia los otros, si esto no se sostiene con nuestras acciones. Debemos estar atentos y revisar como madres y padres nuestro accionar diario y ver si ese es el ejemplo que queremos darle a nuestros hijos”, explica.


Tapa de "Sola en el bosque", libro de Magela Demarco con ilustraciones de Caru Grossi


Sola en el bosque

Un papá con delantal prácticamente hace su propio camino. A Magela le llegan mensajes de docentes que lo utilizan en las aulas: “Unos recortan delantales en las hojas y los pintan, otros me mandan algunas respuestas graciosas o muy reflexivas de los chicos. Eso me pone muy contenta”.Pero la escritora está a punto de publicar un nuevo proyecto. Sola en el bosque contará con las ilustraciones de Caru Grossi y será publicado por la editorial La Brujita de Papel.


El libro, según Magela, tratará de forma metafórica (y no tanto) la problemática del abuso sexual infantil y la violencia familiar.La propuesta es exponer el tema y que empiece a ser hablado, para que los niños y niñas tengan más herramientas para defenderse y poder poner en palabras aquello que les moleste, los angustie o les esté pasando.


Durante la realización del libro, las creadoras fueron asesoradas por psicólogas y psiquiatras del Servicio de Salud Mental del Hospital Materno Infantil San Roque, de Paraná, Entre Ríos. “Creemos que sería bueno que esto comenzara a circular, a salir a la superficie, a trabajarse en los colegios a través de ESI, en los consultorios, en los hospitales”.