Dirigida por Bradley Cooper, la historia es un remake del clásico que leyendas como Barbra Streisand, Judy Garland y Janet Gaynor llevaron antes la pantalla. Una chica poco agraciada, Ally (Gaga), comienza su carrera gracias al apoyo de un cantante ya famoso a quien interpreta el protagonista de películas como “El francotirador”. Conforme su romance se desarrolla, la carrera de él se estanca mientras que ella se convierte en una sensación, lo que eventualmente crea una brecha entre ambos amantes.

La película descansa en la simbiosis  Cooper/Gaga lo que la hace por demás de atractiva. Veremos a la cantante Pop casi toda la película de un modo al natural, sin la artificiosidad del maquillaje y liberada de su personaje público. Cooper encarna a una super estrella en decadencia, con un pasado oscuro y unos cuantos problemas sin resolver. De Cooper se destaca su transparencia actoral y su claridad atrás de las cámaras para saber qué es lo que se quiere contar. Encontraremos un compromiso total de los actores en el proyecto, lo que no es poca cosa.

El corazón de esta película es mostrar a una Lady Gaga genuina, histriónica. Su elección no es casualidad, demuestra una de las tantas buenas decisiones que se tomaron al rodar esta película, en la que la música y el amor se mezclan para el deleite de nuestros ojos y nuestros oídos. 

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