Danielle Teuscher vive en Porland, Oregón, y tuvo a Zoe, de 5 años, a través de un donante anónimo. De acuerdo con el contrato del banco de esperma Northwest Cryobank, no podía buscar al donante, pero intentó hacer un estudio para conocer el origen ancestral de la nena y desde la empresa la intimaron a desistir bajo la amenaza de una fuerte multa.

Resulta que la mujer se hizo un estudio de ADN a ella misma y le practicó otro a su hija para saber el origen de los ancestros de Zoe a fin de detectar y prevenir problemas de salud. Mediante ese análisis pudieron conocer la identidad de la abuela paterna.

Pero Teuscher fue más allá y le envió un mensaje a la abuela: "No quiero cruzar ningún límite. Sólo quiero que usted sepa que estamos aquí y que estamos abiertos a contactarnos, si usted quiere".

"Disculpe, no entiendo su mensaje", fue la respuesta, tras lo cual Teuscher desistió de intentar un contacto. Sin embargo el tema no quedó ahí: desde el banco de esperma la intimaron a no intentar otro contacto del donante o "buscar información sobre su identidad" o la de sus familiares.

En la nota que le hizo llegar la empresa, se le advertía además que si infringía nuevamente con el contrato le aplicarían una multa US$ 20 mil. También decía que Northwest Cryobank se quedaría con las cuatro ampollas de esperma del mismo donante que ella ya había comprado.

"Quedé shockeada, estuve llorando por muchos días. Apenas comía. Me sentí casi avergonzada”, declaró ella a CBS News. “Pensé que estaba haciendo algo bueno por mi hija, pero terminé sintiéndome como si hubiera hecho algo terrible, como si fuera una criminal", se justificó.

"La preocupación surge cuando se usa ese análisis para contactar al donante o a su familia", declararon desde la empresa a la cadena de noticias. También aseguró que le devolvería a Teuscher el dinero de las cuatro ampollas, pero no las muestras.