En un mes y medio, los activistas del refugio Lxs Salvajes planeaban mudarse a lo que sería el primer santuario de animales rescatados en la ciudad de La Plata, la capital provincial.

Sin embargo, este sábado, cuando fueron a trabajar al predio, se encontraron con el vacío: les habían robado hasta las ventanas de la cabaña donde vivirían los cuidadores, rodeados de los 250 animales rescatados, ahora en libertad.

"Estamos destrozados. Estuvimos toda la mañana angustiados. Nos entraron a robar y nos sacaron también la carpa donde se iban a quedar los cuidadores de noche", aseguró Melisa.

Actualmente, Melisa vive en una casa de madera dentro del refugio ubicado en la localidad de City Bell. Allí están los dos cerdos rescatados del vuelco del camión en Campana, animales de la granja de la República de los Niños de La Plata, y otras vacas, gallinas, cabras, ovejas y más chanchos, muchos de ellos bebés.

"Convivimos con 250 animales"

Lxs Salvajes tiene un fundador que lo administra y 18 voluntarios que trabajan por turnos todos los días. El proyecto es ambicioso: compraron 2 hectáreas en Abasto, partido de La Plata, para crear el santuario en un predio arbolado y con una laguna artificial. Con el robo se retrasó la mudanza.

"Nos urgía irnos de donde estamos ahora porque no podemos pagar el alquiler, las cuentas, la cuota de la hipoteca y el alimento de los más de 250 animales con los que convivimos. Nos robaron las ventanas, las carpas, y todas las herramientas con las que estábamos construyendo la casa. Calculamos que en total son más de 40 mil pesos. Ahora tenemos que empezar de cero", agregó Melisa.

La denuncia fue radicada por el dueño del predio en la comisaría séptima de La Plata. Diferentes organizaciones proteccionistas, como Voicot, le brindaron su apoyo y colaboración para recaudar el dinero.

Del maltrato a la libertad

En el actual refugio hay animales e historias. Blanca, una de las cerdas más jóvenes, aún tiene una marca en el cuello por vivir atada. Se salvó de un incendio provocado por un hombre que quiso matar a su mujer y al perro de la familia. También tiene marcas de fuego en su piel.

Oscar y Cielo, los rescatados del vuelco rumbo al matadero, están aprendiendo a tomar agua por su cuenta tras ser alimentados por el sistema de goteo.

Afuera de la casa está el cerdo más grande, que pasa sus días durmiendo la siesta al lado de la puerta de entrada, entre gatos, gallinas y cabras. Cuando hace calor se despabila y se pelea con otros animales por hacerse un lugar en los charcos de agua que queda atascada por la lluvia.

"Queremos cumplir el sueño de darles un espacio definitivo a los animales que refugiamos", desean los activistas, que el sábado arrancaron de nuevo con la misión.