Cuando la gobernadora María Eugenia Vidal bajó de su auto para arribar al acto del “Sí se puede” en Pergamino, un grupo de mujeres integrantes de “Madres de Barrios Fumigados” se le acercó para “pedirle ayuda”.

“Paren de fumigarnos”, decían sus carteles, una síntesis perfecta del drama que viven cientos de personas en la localidad del norte bonaerense desde que la Justicia Federal había confirmado que su agua estaba contaminada con varios tipos de agroquímicos y también con altas dosis de arsénico. Sin embargo, nunca hubiesen creído la reacción que tomaría la mandataria.

“Cuando descendió del auto la gobernadora Vidal, extendimos nuestro cartel esperando algo positivo de ella. Como mujer que es y madre, creímos que nos iba a saludar o a preguntar qué estaba pasando, pero, por el contrario, nos dijo ‘bajen el cartel’”, denunciaron en un comunicado.

Después, la situación empeoró aún más. Luego de que la Gobernadora ninguneara sus reclamos, las mujeres aseguran que recibieron “insultos y golpes” por parte de la “seguridad” de Vidal. Todo esto, a escasos metros de donde se encontraban el presidente Mauricio Macri y la mandataria bonaerense, en un nuevo acto de campaña.

“Seguimos caminando prudencialmente detrás de la misma, acompañando su marcha, pero alejadas. De pronto empezamos a recibir insultos y golpes por la seguridad de la Gobernadora”, graficaron.

“Algunas madres llevaron a sus hijos porque íbamos a otra cosa y no a ser violentadas”, agregaron las vecinas de varios barrios afectados por las fumigaciones y la contaminación.

En Pergamino, el fallo del Juzgado Federal de San Nicolás había prohibido las fumigaciones aéreas a por los menos 3.000 metros y también había dispuesto una distancia mínima de 1.000 para las terrestres. Para el juez Carlos Villafuerte Ruzo, la comprobación de que el agua de las napas de al menos tres barrios tenía partículas de dieciocho agroquímicos distintos, había sido suficiente para tomar esa decisión.