El cliente quería un cambio de look, y lo obtuvo. Tras pasar entre 4 y 5 horas en una peluquería de Pinamar, el adolescente se fue feliz, platinado y con las manos hechas, y le dejó a su madre la tarea de costear el servicio que le habían dado: el valor total fue de $ 23.800, y la mujer puso el grito en el cielo, y en Twitter, donde una foto del ticket se volvió viral esta semana.

Con el paso de las horas Leo Rey tuvo que salir de su local sobre la calle Constitución de Pinamar a hacerle frente a la cámara de un medio de comunicación por la supuesta estafa que sufrió su joven cliente, que según él "se fue feliz" tras atenderse ahí. "Una peluquería no es una ONG", aclaró el especialista.

"El tema está planteado mal. No fue 'un corte de pelo', fue un cambio de look de una persona castaña, que quería ser platinado", explicó Rey en una charla con minutouno.com este miércoles, después de que se apaciguaran los comentaristas horrorizados en redes sociales. El joven "en ningun momento pidió un presupuesto", aseguró el peluquero, que tiene los precios de su local a la vista.

El muchacho en cuestión se decoloró el pelo en varias tandas, porque "tenés que decolorar, y la primera no llegas porque el color base es muy oscuro, tenés que ir cuidando el pelo, en la segunda decoloración llegamos al rubio deseado", como enumeró Rey antes de la tercera decoloración para lograr el look en la escala de grises y a tono con la moda.

Tales fueron los "trabajos técnicos" que figuran por $ 4.000 en el ticket viral, y a eso se le sumaron el lavado a $ 900, el corte a $ 1.400 y hasta la manicura para el toque final.

Rey lo comparó con pedir entrada, plato principal, postre y vino en un restaurante, y le agregó la lectura infaltable en estos días: los precios de los insumos del rubro están en dólares, pero los que paga el público son en pesos.

"El valor real del corte de pelo está entre 20 y 30 dólares. Eso en pesos eso sería $ 4000 (dólar blue)", calculó Rey, para quien "es imposible cobrar esa plata hoy".

"Todo nos parece caro porque la plata no vale nada, pero estamos tratando de que la gente pueda acceder a nuestro nivel de trabajo", agregó el peluquero, que hace 16 años está en Pinamar con su socia, Jessica Cruz, y que desde 2004 tiene varios locales en la Ciudad de Buenos Aires y hasta una escuela.

Con 30 años de experiencia en el rubro y la formación recibida de Roberto Giordano, Rey comentó que "los varones están mucho más cocquetos que las mujeres, se planchan el pelo, se hacen reflejos, iluminación". Ese cambio de época se ve reflejado en el ticket, para sorpresa de alguna madre confiada en la austeridad capilar de su hijo.

El cliente satisfecho "logró ese número porque se quiso cambiar el look", señaló Rey, y porque "era morocho y quiso ser rubio, eso tiene un costo".