Tragia en la vía bergamo
Un silencio espeso, roto solo por el ruido de los neumáticos sobre el asfalto húmedo de la Vía Bergamo. Ese sonido cotidiano fue el preludio de una tragedia que conmociona al fútbol italiano y deja una mancha indeleble en la carrera del guardameta español Josep Martínez. Poco después de las 9:30 de la mañana, en la localidad de Fenegrò, su vehículo impactó de lleno contra un hombre de 81 años que se desplazaba en su silla de ruedas eléctrica. La violencia del choque fue tal que el anciano falleció en el acto, mientras el futbolista del Inter de Milán, físicamente ileso, asistía impotente a las consecuencias del suceso.
El escenario, a tan solo kilómetros de las relucientes instalaciones de entrenamiento del Neroazzurro en Appiano Gentile, se tornó rápidamente en un caos controlado. Sirenas de ambulancias y hasta el ruido de un helicóptero médico intentaron, en vano, revertir un destino ya sellado. La mañana de preparación para el partido contra la Fiorentina se transformó en una pesadilla. El impacto dentro del club fue inmediato y contundente: la conferencia de prensa del técnico Cristian Chivu fue cancelada. Un gesto que grita más que cualquier comunicado, mostrando la profundidad del golpe y la delicadeza de una situación que trasciende lo deportivo.
Ahora, son los Carabinieri quienes llevan la pelota. Su investigación busca desentrañar el hilo de segundos que condujo al desenlace fatal. Las hipótesis iniciales flotan en el aire enrarecido: ¿un malestar súbito del anciano que lo llevó a invadir la calzada? ¿Un despiste que lo proyectó al carril contrario? Las certezas escasean, y con ellas, la tranquilidad para el portero de 27 años.
En el peor momento posible, la vida de Josep Martínez Riera dio un vuelco. Justo ahora, cuando la lesión de Yann Sommer lo había catapultado a la portería titular del Inter, el club que confió en él como sucesor natural del suizo y desembolsó 13,5 millones por su fichaje. El hombre que llegó de La Masia, que levantó una Copa de Alemania con el Leipzig y logró el ascenso con el Genoa, se encuentra de repente en el centro de una tormenta que nada tiene que ver con los reflejos bajo los tres palos, sino con el peso de una pérdida irreversible y la mirada implacable de la justicia. El partido más difícil de su vida no se juega en un campo de fútbol