El hombre del silbato en la mira de millones
Este domingo, desde las 16.30 en La Bombonera, el estadio más febril del país vibrará con un nuevo capítulo de la rivalidad más intensa. Pero en esta ocasión, más allá de los nombres de Cavani, Borja, Advíncula o De la Cruz, hay uno que concentra la atención de ambos bandos: Nicolás Ramírez. El árbitro designado para impartir justicia en este superclásico por la fecha 15 del Torneo Clausura no es un juez cualquiera; es un hombre con historia en este partido y con el peso de un precedente inmediato que en Boca Juniors aún duele.
Ramírez, de desempeño consolidado en la Primera División, encarará su tercera experiencia directiva en un Boca-River. Su historial frío, analizado en los tableros de ambos clubes, muestra un aparente equilibrio: River tiene con él un saldo de 5 triunfos, 3 empates y 5 derrotas en 13 partidos. Boca, por su parte, registra 6 victorias, 1 empate y 5 caídas en 12 encuentros. Sin embargo, son los recuerdos más frescos los que generan una tensión sorda en los pasillos de Casa Amarilla.
Fue justamente Nicolás Ramírez quien dirigió el último superclásico, aquel 27 de abril de 2025 donde River se impuso por 2-1 en el Monumental. Y, más significativo aún, fue el juez del 1-0 a favor del Millonario en La Bombonera en septiembre de 2024, partido en el que además expulsó a Cristian Lema. Dos triunfos riverplatenses consecutivos en este enfrentamiento bajo su arbitraje, un dato que no pasa desapercibido y que agrega una capa extra de presión sobre sus hombros.
El equipo arbitral que lo acompañará busca blindar la operación. Juan Pablo Belatti y Pablo González serán los asistentes en línea, mientras que la cabina del VAR estará comandada por Héctor Paletta, con Sebastián Habib como su asistente. Pablo Giménez completará el equipo como cuarto árbitro.
La designación adquiere una dimensión crítica por el momento deportivo que atraviesan ambos gigantes. Boca Juniors, líder de su zona, llega con el viento a favor tras su victoria ante Estudiantes. River Plate, en cambio, viene de una caída en su fortaleza y carga con la expectativa de haber renovado a Marcelo Gallardo, un movimiento institucional de gran calado. En este contexto de asimetrías, la puntería del silbato de Ramírez, sus interpretaciones y la fortaleza para no sucumbir ante el calor de las 50.000 almas de La Bombonera, serán un partido dentro del partido. Un duelo donde el árbitro, quiera o no, ya es protagonista