09/03/2020  -  Nacionales
Embarazo adolescente: las mujeres que tienen hijos a temprana edad, con menos chances laborales
Suelen tener trayectorias educativas truncas y postergan su ingreso al mundo del trabajo. Precariedad y brecha salarial del 23% con las que son madres más tarde.

"Nunca pensé que iba a quedar embarazada. Era tan boba que pensaba que no me iba a pasar, que le pasaba a otras pibas más grandes”, dice Ana mientras intenta dormir a su hija Ema, de tan solo tres meses en brazos. Ana tiene 14 años y vive, además de con su pequeña, con sus padres y su novio Pablo. Se reconoce como una adolescente poco convencional, o “rara” como dice ella, porque se siente todavía “una nena” pero ya es madre. No es la única en su barrio de La Boca que quedó embarazada sin quererlo y a corta edad. Dice que su mundo cambió de la noche a la mañana sin avisarle: “fueron los meses más difíciles de mi vida. No estaba preparada para todo esto". Engordó, parió, dejó el colegio, de salir con sus amigos, de dormir y de bañarse todos los días para convertirse -en sus palabras- " en una teta con patas".


El embarazo en la adolescencia y la maternidad temprana son problemas sociales de larga data en Argentina. En el último año se registraron casi 900 mil madres “tempranas”, entre los 10 y los 19 años, según datos de la Encuesta Permanente de Hogares. El Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) trabaja hace varios años analizando la problemática del embarazo adolescente desde diferentes dimensiones en latinoamérica y publicó el informe "Consecuencias socioeconómicas del embarazo en la adolescencia en la Argentina", que fue presentado esta semana con junto al Ministro de Salud Ginés González García. El estudio releva la desigualdad de oportunidades socioeconómicas, educativas y laborales que enfrentan las madres adolescentes. antes de los 20 años, respecto a quienes lo hicieron después, hasta los 29 años. Además, detalla los riesgos que involucra para quien gesta y el impacto económico para el país.


Así como Ana no pudo comenzar el tercer, varias adolescentes en nuestro país deben dejar el colegio a temprana edad y eso las afecta posteriormente en su trayectoria laboral. Las mujeres que son madres adolescentes registran una menor probabilidad de terminar sus estudios secundarios, y por tanto ingresar en la universidad o en un terciario. Sólo el 38% puede completarlos, mientras que entre quienes dan a luz por primera vez en edad adulta ascienden a un 55%.


Los niveles de escolaridad alcanzados por las madres adolescentes de 18 y 19 años están por debajo de los esperados para su edad. Tienen un 11% menos de probabilidad de finalizar estudios terciarios o universitarios respecto de las mujeres que posponen su maternidad a la primera década de su vida adulta. En tanto, quienes fueron madres después de los 20 años tiene tres veces más chances de terminar la universidad.


Informe de FPNU:


La brecha entre madres trabajadoras

El estudio realizado por la UNFPA muestra que la mujer que fue madre antes de los 19 años tiene un 25% más de chances de permanecer en el hogar y no salir a buscar trabajo que lo fue después de los 20 años.


Federico Tobar asesor regional de aseguramiento de insumos de salud reproductiva del UNFPA en la oficina para América Latina, quien trabajó en análisis explicó a minutouno.com: “Notamos que las madres tempranas tienden a permanecer en el hogar realizando actividades de cuidados sin salir a trabajar. No es necesariamente malo porque es una contribución a la hogar y a la sociedad pero les resta autonomía a ellas, las hace muy vulnerables y muy dependientes del sostén del hogar que en general es su pareja”.





Se estima que la probabilidad de que una mujer sea laboralmente inactiva durante la primera década de su vida adulta es un 25% mayor si tuvo su primer hijo en la adolescencia. La inactividad laboral conlleva una pérdida de ingresos estimada en $6.729 millones al año para el país, que equivalente a 178 millones de dólares.


En tanto, si esta mujer busca trabajo tiene una probabilidad 21,4% mayor de no conseguir un empleo remunerado, y si tiene un empleo, su remuneración será 22,6% más baja que la percibida por las mujeres que postergaron su maternidad. La tasa de desempleo de las madres desde la adolescencia es de 7,7%, versus 6,3% para las madres adultas.


Además, en nuestro país los ingresos laborales de las mujeres que no terminan la secundaria son un 40% más bajos que los de las mujeres que completan ese nivel educativo. Por otra parte, los estudios universitarios aumentan significativamente el potencial de ingresos: son 2 veces más altos que los conseguidos por las mujeres con educación secundaria completa.


Informe de FPNU:


Teniendo en cuenta que las madres tempranas tienen más dificultades para terminar sus estudios secundarios se genera una brecha de ingresos respecto a aquella que tienen hijos en una edad adulta. A partir de los datos de la EPH, se estima que ésta diferencia es del 25%. Los ingresos laborales generados por las madres podrían aumentar hasta un 29,2% y consecuentemente los ingresos generados se incrementarían en $13.632 millones al año (USD359,8 millones).


“El desempleo y la baja remunieración generan muchas veces la reproducción del ciclo de la pobreza ya que una mujer que percibe ingresos medios bajos si además tiene que alimentar a un niño cae por debajo de la línea de pobreza es decir una chica adolescente de clase media. Si tiene el soporte familiar puede no caer pero sus oportunidades de continuar formando su capital humano van a ser menores”, explicó Tobar.


El especialista además resaltó que los estudios internacionales también demuestran que este grupo tiene “menos probabilidad de acceder al crédito y a la vivienda y menos posibilidades de captar las oportunidades de ayuda pública en general”.


El impacto económico del embarazo adolescente

Lo más novedoso que tiene el estudio del UNFPA es que agrega a la indagación embarazo adolescente el impacto económico que genera. “Identificamos que estos embarazos tienen un alto costo tanto para la madre y su hijo como para la sociedad y el Estado en su conjunto”, explicó Tobar.


Las dos dimensiones que se miden sobre el Estado son el gasto costo para el sistema de salud público en Argentina y la recaudación fiscal. En cuanto a la primera, la asistencia médica de la gestación del parto y de los cuidados del recién nacido son mayores que en el caso de "madres tempranas" porque los riesgos son mayores. Para una menor de 15 años el riesgo en el parto es cuatro veces más grande que para una mujer adulta. “El riesgo se traducen también en riesgos para el niño, que muchas veces nace con bajo peso y necesita incubadora u otros cuidados y tratamientos que son costos para el sistema de salud”, detalló Tobar. El costo para el sistema de salud público en Argentina de la gestación la atención del parto y el puerperio de una de una madre adolescente equivale a alrededor de 2.400 dólares por parto.




La última dimensión tiene que ver con que estas mujeres que siguen una trayectoria laboral diferente que tienen menores ingresos y por tanto pagan menos impuestos -a la renta y al valor agregado por las cosas que consumen-. Eso repercute también sobre la recaudación fiscal es alrededor de 66 millones de dólares al año.


Si sumamos todos esos factores el embarazo adolescente cuesta en nuestro país 832 millones de dólares por año, representa el 0,15% del PBI. “Dos tercios lo enfrentan las mujeres porque ganan menos de lo que podrían ganar si hubieran seguido otra trayectoria de vida o hubieran terminado sus estudios y un tercio lo paga el Estado en términos de asistencia médica -son 200 millones de dólares- y un poco menor es en términos del costo de la renuncia fiscal es decir el costo en términos de recaudación”.


¿Cómo prevenir esta problemática?

Uno de los datos más sintomáticos de esta problemática social es que 7 de cada 10 embarazos de chicas de 15 a 19 años no fueron intencionales, y 8 de cada 10, entre 10 y 14 años. A su vez, la utilización de métodos anticonceptivos en el país es baja o no sistemática.


La Directora Nacional de Salud Sexual y Salud Reproductiva del Ministerio de Salud de Nación, Valeria Isla, destacó que el gobierno busca “avanzar en materia de derechos ya que el embarazo adolescente afecta las vidas de las mujeres, sus hijos y la comunidad en general. Queremos que las chicas puedan tener la capacidad de decidir”.


Para ésto es fundamental la implementación Programa Nacional de Educación Sexual Integral (ESI). En su discurso ante la Asamblea Legislativa, el presidente Alberto Fernández anunció que el programa será relanzado este año por el Gobierno. Desde el UNFPA proponen profundizar además en el Plan Nacional de Prevención del Embarazo no intencional en la adolescencia para que se consolide y continúe reduciendo.


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