El médico Leopoldo Luque presentó una ampliación de su pedido de eximición de prisión, en el que aseguró que "nunca" abandonó a Diego Armando Maradona mientras estuvo alojada en el country San Andrés, donde falleció el 25 de noviembre pasado.

El facultativo que atendía al futbolista y director técnico asegura en el escrito que concurrió "en tres oportunidades" a la vivienda del barrio privado y señala que "nadie pudo imaginarse que su corazón repentinamente fallara" como supuestamente lo hizo durante aquella jornada.

El escrito, que fue presentado por el abogado del neurocirujano, Julio Rivas, ante el juez de Garantías de San Isidro, Orlando Díaz, señala que las hijas de Maradona "decidieron colocar a un clínico a cargo de la atención de su padre" y que este médico de la empresa de medicina prepaga "concurrió a ver al paciente en su domicilio".

Luque, como se sabe, fue quien a principios de noviembre operó a Diego de una hematoma subdural luego de que se le detectara la dolencia durante un chequeo, tras ser internado en un estado de anemia y deshidratación empeorado por un "bajón anímico". Hoy está acusado de homicidio culposo.

"La cirugía la hicimos junto a un equipo de varios neurocirujanos de renombre. Duró una hora y veinte minutos. Se pudo evacuar el hematoma de manera exitosa", manifestaba Luque tras la operación en la Clínica Olivos. "Diego reaccionó muy bien, está despierto. Está todo muy bien", agregaba.

Tres semanas más tarde, Maradona moría a los 60 años como consecuencia de un "edema agudo de pulmón secundario a una insuficiencia cardíaca crónica reagudizada", a lo que se sumó una "miocardiopatía dilatada" en su corazón, de acuerdo a los resultados preliminares de la autopsia.