La llamada “dieta de las princesas” es una tendencia que circula en redes sociales, especialmente entre adolescentes y jóvenes.
Propone seguir un plan alimenticio extremadamente restrictivo, inspirado en las princesas de Disney, que asigna una princesa a cada día de la semana e impone severas limitaciones para adelgazar rápidamente.
Promete una transformación física, adelgazar hasta 10 kilos en 15 días, acercándose al ideal de cuerpo delgado, piel perfecta y control absoluto del hambre. Sin embargo, estas promesas carecen de base científica y se basan en estereotipos poco realistas y perjudiciales, más ligados a la cultura de la delgadez que al cuidado de la salud. Representa un grave riesgo para el bienestar físico y mental, especialmente durante la adolescencia.
La dieta asigna un día a cada princesa y propone seguir una pauta alimentaria inspirada en su “estilo”, como por ejemplo, Blancanieves y las manzanas, Mulan y el arroz, Esmeralda y las verduras, por mencionar algunas.
sta dieta se difunde principalmente a través de TikTok, o Instagram mediante retos que supuestamente se asemejan a los hábitos alimenticios de las princesas Disney. Los contenidos, visualmente atractivos y presentados como juegos inofensivos, usan hashtags codificados para esquivar los filtros de contenido sensible, lo que facilita su propagación y normaliza estas prácticas alimentarias de riesgo.
La combinación de un formato atractivo, un mensaje aparentemente inofensivo y una estrategia de difusión oculta ha hecho que esta tendencia sea especialmente peligrosa, dirigiéndose a adolescentes vulnerables frente a ideales de belleza y presión estética.
Riesgos para la salud física, mental y emocional
Seguir la dieta de las princesas no solo resulta ineficaz, sino profundamente perjudicial para la salud física, mental y emocional.
Expertos en nutrición, salud mental y educación coinciden al indicar que esta dieta carece de fundamento científico y representa un grave riesgo para la salud.
“No existen cuerpos ideales ni dietas milagrosas, y recalcan la importancia de una alimentación variada, equilibrada y adaptada a cada persona.
Ante la viralización de este reto, profesionales sanitarios y educadores están reforzando campañas para prevenir trastornos de la conducta alimentaria (TCA), promover la autoestima y fomentar el pensamiento crítico frente a los contenidos sensibles que se consumen por redes sociales.