No es un pedazo de tela. Es un sueño colectivo, un consenso, la materialización de una identidad que busca unirse bajo un mismo color y un mismo diseño. Por primera vez en su historia, la ciudad de Junín se embarca en un proceso democrático, participativo y profundamente simbólico: la creación de su bandera. El motor de esta iniciativa es el intendente Pablo Petrecca, quien, tras la convocatoria lanzada durante los festejos por el Día de la Bandera, dio este lunes el puntapié inicial a un camino que pretende ser un modelo de construcción ciudadana.
El salón municipal fue el escenario de un hecho inédito. Allí, alrededor de una mesa, no había espacio para grietas políticas ni intereses sectoriales. Con la mirada puesta en un objetivo común que trasciende cualquier gestión de gobierno, se dieron cita los jefes de todos los bloques del Honorable Concejo Deliberante, representantes de la UNNOBA, de la Federación de Sociedades de Fomento, de la Jefatura Distrital de Educación, de la prestigiosa Escuela de Arte “Xul Solar” y de la Sociedad de Comercio e Industria de Junín (SCIJ). El mensaje fue unánime: agradecimiento por la invitación y un enfático destacado a la necesidad de que toda la comunidad sea parte de esta gestación.
El mecanismo diseñado es tan ambicioso como lo merece la empresa. Gracias a una articulación ejemplar entre el Municipio y Educación, el corazón creativo del proceso latirá en las aulas. Todos los alumnos de nivel primario y secundario, de escuelas públicas y privadas, están llamados a ser los protagonistas absolutos. Serán sus manos y su imaginación las que dibujen los primeros trazos de lo que podría ser el emblema juninense.
Posteriormente, un jurado de notables, integrado por las instituciones presentes, tendrá la complexa tarea de seleccionar los cuatro prototipos finalistas. Pero la última palabra, el veredicto final que hará historia, no será de unos pocos. El diseño ganador surgirá de una votación popular, asegurando que la bandera de Junín sea, desde su origen, un verdadero reflejo de la voluntad de su gente.
La emoción y el sentido de pertenencia inundaron los testimonios de los participantes. María Teresa Rodríguez, directora de la Escuela de Arte “Xul Solar”, con la institución cumpliendo 51 años de vida, puso el acento en lo esencial: “La bandera es un símbolo máximo de representación e identidad, que no refiere a un partido político en particular, sino a toda la comunidad”. Anunció, además, que sus estudiantes de diseño gráfico brindarán asesoramiento técnico, fusionando el talento joven con la solidez institucional.
Desde el sector productivo, la voz de Marianela Mucciolo, presidenta de la SCIJ, resonó con igual fuerza. “Estamos hablando nada más y nada menos que de nuestra identidad y de la cultura”, afirmó, mostrándose como una “amante de las mesas de trabajo, debate y consenso”. Pero quizás, su reflexión más profunda fue la que miró hacia el futuro: “Me pone muy contenta que sean los propios chicos y chicas de las escuelas quienes participen”. En esa frase se condensa el espíritu de un proyecto que no solo busca crear un símbolo, sino sembrar en las nuevas generaciones el valor de lo colectivo y el orgullo por lo propio.
Hoy, Junín no tiene bandera. Pero ha comenzado a tejerla, hilo a hilo, con las ideas de sus niños, el debate de sus instituciones y el anhelo de una comunidad que se mira a sí misma y decide, entre todos, cómo quiere ser representada ante el mundo. El proceso recién comienza, pero ya ha logrado su primer triunfo: unir.