El Campeonato Clausura 2025 ya superó su ecuador y el panorama comienza a adquirir contornos definidos. La octava fecha, cargada de resultados clave, no sólo movió las aguas en las zonas A y B, sino que también dio un golpe de timón en la Tabla Anual, ese baremo crucial que reparte los boletos a las competiciones internacionales y sentencia los descensos.
En lo inmediato, River Plate emerge como el gran dominador. Con una victoria contundente como visitante ante Estudiantes (2-1), el equipo de Núñez no solo se afianzó en la cima del Grupo B con 18 puntos, sino que dio un salto fundamental en el acumulado: con 49 unidades, es el nuevo y solitario líder de la temporada, despegándose de sus perseguidores directos.
Esa pelea por la Anual tiene otros protagonistas de peso. Rosario Central, con su emocionante empate 1-1 ante Boca en el Gigante de Arroyito en el regreso de Miguel Ángel Russo, y el propio Xeneize, se mantienen pegados, ambos con 46 puntos. La derrota de Argentinos Juniors ante Instituto (2-0) fue un golpe durísimo para el Bicho, que vio cómo su lugar en la próxima Libertadores se complica, al ser alcanzado por la sorpresa del torneo: Barracas Central, que sigue firme y ahora comparte el liderazgo de la Zona A con Unión de Santa Fe, tras el contundente 3-1 del Tatengue ante Gimnasia.
Pero si hay una historia que captura la esencia de este torneo impredecible, es la de Deportivo Riestra. El equipo del Bajo Flores, recién ascendido, venció a Central Córdoba y, con 16 puntos, es el escolta de River en el Grupo B. Más impactante aún: ocupa el sexto lugar en la Tabla Anual, metido de lleno en la pelea por un cupo internacional, un hecho que pocos hubieran osado pronosticar.
En las profundidades de la clasificación, la crisis es absoluta. Independiente, con una nueva derrota, esta vez 0-1 frente a Banfield, sigue hundido. Con apenas 3 puntos en el Clausura y lejos en los promedios, la amenaza del descenso se vuelve tangible. Aldosivi, último de la Zona A, y Talleres, colista del B, también empiezan a respirar un aire cada vez más enrarecido.
La fecha dejó en claro que el Clausura es mucho más que una carrera por un título. Es un tablero de ajedrez donde se juegan, en simultáneo, el sueño de la Libertadores, el consuelo de la Sudamericana y la pesadilla de la B. La recta final promete fuego