El hombre que era pura gambeta, que desequilibraba con un guiño y definía con una sonrisa, hoy confiesa que “de pedo camino”. La Bruja Berti, una de las figuras más queridas y talentosas de la era dorada de River Plate en los 90, vive sumido en un dolor constante que no lo abandona. Las rodillas, ese instrumento que le permitió el baile, hoy son su condena. “No juego más. No puedo. No tengo rodillas. No tengo… es todo hueso con hueso, prácticamente. No tengo cartílago, es muy doloroso”, revela con una crudeza que corta el aliento.

La oferta de un partido de leyendas fue el disparador de una confesión que pinta de realidad el cuadro romántico del fútbol. La rechazó de plano. Su estado físico no da para nostalgias. “Sinceramente, de pedo camino. En serio, camino con mucho dolor”, insiste, mientras deja caer la única esperanza en el horizonte: la ciencia y la posibilidad de una rodilla nueva en un futuro no muy lejano.

Más de dos décadas después de colgar los botines, la conversación con Berti es un viaje en dos direcciones: hacia el pasado de gloria y hacia un presente de sacrificio. Con la franqueza que lo caracteriza, rememora el cruce de trincheras que definió su carrera. “Podría decirse que me escapé de Boca para jugar en River”, suelta, y revive el momento de tensión máxima en un bar, cuando un auto alemán de dos puertas se detuvo y de él bajó Daniel Passarella. “Me dijo que era el jugador que necesitaba, que si me animaba a jugar en River. Mi respuesta fue ‘¿cuándo empiezo?’”. Ese instante de coraje lo llevó a una pila de títulos y a una identidad que aún hoy lleva tatuada en el alma.

Pero la Bruja no solo mira hacia atrás. Con la cabeza puesta en el River de hoy, analiza el presente con la lucidez de quien conoce los entretelones del club. Sobre la gestión de Marcelo Gallardo, es claro: “Tal vez falló o no le han rendido los refuerzos como él esperaba”. Apunta a un problema de scouting y sugiere que el Muerto necesita “un grupo de gente de su confianza” para evaluar mejor a los jugadores antes de que lleguen.

En su diagnóstico, rescata un pilar fundamental: las inferiores. “River siempre sacó jugadores de inferiores que le han dado muchos resultados”, afirma, y marca un camino. Sobre la inversión millonaria, es contundente: “Yo no miro los millones de dólares, sí miro la característica de los jugadores”. Advierte sobre traer talento de afuera cuando en casa puede haber joyas con las mismas virtudes.

A pesar de las críticas, su apoyo a Gallardo es inquebrantable. “Lo que ha hecho en River es innegable”, sentencia, y remata con una convicción que nace de la historia: “Creo que es la persona la que hoy puede sacar a River o llevar a River a donde él lo llevó”.

Mientras River se apresta a buscar un nuevo objetivo, la voz de Berti resuena como un eco de otras épocas. La misma voz que ahora cuenta, sin vueltas, el costo físico de haber entregado la vida por la camiseta. Un ídolo que ya no puede jugar, pero cuya palabra, aún hoy, tiene el peso de una verdad del fútbol