31/10/2025  -  Deportes
El muro de Lima
Rossi, la figura de Flamengo que dejó el dolor en Boca y ahora busca la gloria en la Libertadores.

El arco es su territorio, un espacio de orden en medio del caos. Y en el corazón de esa área, Agustín Rossi se erige como el muro infranqueable que llevará a Flamengo a la final de la Copa Libertadores. No fue solo la atajada milagrosa a Vietto en los minutos finales contra Racing; fue la seguridad, la jerarquía de un arquero que se ha convertido en pieza fundamental e ídolo del Mengao. Mientras el equipo carioca se alista para la batalla contra Palmeiras en Lima, el ex Boca Juniors abre el juego de su vida y revela las cicatrices que dejó su salida del Xeneize.

“Dentro de todo lo que hice, mi intención siempre fue quedarme”, confiesa el guardameta, con una franqueza que desnuda las tensiones que se vivieron puertas adentro. El plan de renovación se truncó, y las negociaciones se transformaron en una herida familiar. “Nadie lo sabe, pero dentro de casa se sufrió mucho con las charlas y todo lo que se dijo y había salido a decir el presidente en su momento”. Una clara alusión a las declaraciones de Juan Román Riquelme, quien en su momento, a través de Jorge Bermúdez, había anunciado una “propuesta gigante” con gran ilusión. Rossi prefiere no discutir, pero la marca queda: “Son cosas que se dieron así. Hoy estoy bien y muy feliz”.

Esa felicidad se respira en su presente. Flamengo, un gigante acostumbrado a devorar títulos, exige victorias por naturaleza. “Cuando los equipos grandes se acostumbran a ganar, el hincha siempre te pide eso. Ganás un partido 5-0 o 6-0 y, cuando ganás después uno 1-0, parece que todo es un desastre”, analiza con la lucidez de quien entiende la psicología de un coloso. Su diagnóstico es claro: “Es cuestión de mantenerse con calma”. Esa calma fue la clave en Avellaneda.

Sobre el partido que les dio el pasaje a Perú, Rossi no duda: “Nosotros nos defendemos con la pelota”. La posesión como escudo, la idea del técnico Filipe Luís convertida en dogma. “Al fútbol se juega con una sola pelota y quien propone en el partido es quien la tiene”. Y cuando la pelota se le escapó a su defensa, en ese balón suelto y desviado frente a Vietto, solo hubo instinto y reacción felina. La atajada que selló el destino de ambos equipos.

Hoy, con la camiseta de Flamengo, Rossi encontró no solo un lugar en el mundo, sino el reconocimiento que en Boca se mezcla con el resentimiento de una despedida forzada. El arquero que dejó una parte de su historia en La Ribera ahora está a 90 minutos de escribirla con letras de oro en Lima. El muro argentino del Mengao tiene una deuda con la gloria, y no piensa dejar que nada ni nadie la tumbe

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