La noche platense no fue solo otra fecha. Fue una declaración de principios. Boca Juniors, con la frialdad de un candidato, salió del cilindro de Estudiantes con una victoria que vale por tres: se encaramó a la cima de la Zona A, dio un paso gigante hacia la clasificación a la Libertadores 2026 y, de yapa, aprovechó la debacle de su eterno rival para asfixiar su futuro. Mientras el Xeneize consolida un presente de ensueño, River Plate ve cómo el mundo se le cae encima tras una caída inesperada en el Monumental que lo deja al borde del abismo en la Tabla Anual.

Con este triunfo, Boca no solo lidera su zona con autoridad, sino que en la tabla de clasificación a la Libertadores 2026 marcha segundo con 56 puntos, construyendo una muralla de cuatro unidades sobre River. La ecuación es simple y letal: al Xeneize le basta un empate en sus dos partidos restantes para asegurar al menos el repechaje y, en el camino, complicar de manera extrema las chances de su clásico rival. La diferencia de gol (+25) es un colchón tan sólido como la confianza que irradia el equipo.

El contraste no podría ser más dramático. La caída de River ante Gimnasia, en su fortaleza, tiene el gusto amargo de una oportunidad desperdiciada y la crudeza de un golpe casi definitivo. El equipo de Demichelis queda comprometido, dependiendo de resultados ajenos y de una hazaña en la Bombonera el próximo 9 de noviembre, en un Superclásico que se anticipa como un partido de vida o muerte para sus aspiraciones continentales.

Mientras el gigante de Núñez titubea, otros aprovechan la vorágine. Rosario Central, con Di María como estandarte, venció a Instituto y no solo se adueñó de la Zona A, sino que se coronó en la Tabla Anual, asegurando un lugar en la final de la Supercopa Internacional. Unión, a pesar de su empate, sigue mordiendo los talones de Boca, escoltado de cerca por un Barracas Central que, con su triunfo sobre Argentinos Juniors, sigue sorprendiendo y metiéndose en la pelea por los puestos altos.

En el otro extremo de la tabla, la lucha por la permanencia se enciende. Aldosivi, con una victoria crucial, salió transitoriamente de la zona roja, mientras Newell's y Vélez no encuentran la forma de alejar los fantasmas. Cada punto, cada gol, es una moneda de cambio para el futuro en la elite.

El Torneo Clausura entra en su etapa decisiva y Boca Juniors parece haber elegido el momento exacto para desplegar su poderío. Con la punta asegurada y la Libertadores en la mira, cada partido es un paso más hacia un doble objetivo que, de cumplirse, pintaría de azul y oro un final de año inolvidable para sus hinchas y una pesadilla interminable para sus rivales. El camino está trazado, y el Xeneize marcha a todo motor. River, por el contrario, ve cómo se le cierra el paso. El Superclásico se avecina con la promesa de ser un partido que definirá no solo puntos, sino destinos