03/11/2025  -  Deportes
Un Sub 17 con carácter: la Albiceleste resurgió con fuego para ganar en Qatar
Diego Placente encontró las respuestas en el banco. Tras ir perdiendo 2-1 en el segundo tiempo, los cambios tácticos y el coraje de Jainikoski y Esquivel le dieron vuelta un partido clave ante Bélgica. Fue un triunfo sufrido, de esos que forjan el espíritu de un equipo que sueña con hacer historia.

Un Sub 17 con carácter: la Albiceleste resurgió con fuego para ganar en Qatar

El equipo dirigido por Diego Placente no eligió el camino fácil para su debut en el Mundial Sub 17 de Qatar. Fue una montaña rusa de sensaciones en la cancha 2 del predio Aspire Zone de Doha, donde Argentina se impuso por 3-2 a una férrea Bélgica en un partido que supo tenerlo contra las cuerdas. Pero lejos de quebrarse, esta Albiceleste mostró un corazón enorme y encontró en la adversidad el combustible para una victoria que sabe a gloria.

El inicio fue de estudio, un ajedrez táctico donde los europeos buscaron por las bandas y Argentina prefirió tejer su juego desde el centro de la cancha. La paciencia dio su fruto cuando, a los 35 minutos, Ramiro Tulián apareció como un halcón sobre el rebote en el área belga y abrió el marcador con un zurdazo cerca del punto de penal.

La euforia, sin embargo, duró poco. Sobre el silbato del descanso, un despeje fallido le regaló la pelota a Arthur De Kimpe, quien no perdonó e igualó el partido. El golpe fue duro, pero lo que vendría al comienzo del complemento sería la verdadera prueba de fuego. En la primera incursión belga, otra falla defensiva terminó en el pie de Stan Naert, que puso el 2-1 y sembró la duda.

Fue el momento de Placente. El técnico, con la camiseta arremangada y la mente fría, movió las piezas. Y los suplentes le dieron la razón. A los 68 minutos, Gastón Bouhier se abrió como un abanico por la izquierda y encontrro a Facundo Jainikoski, quien, con la serenidad de un veterano, empujó el balón para decretar el empate. El partido había cambiado.

La reacción fue un torrente. Tan solo tres minutos después, el mismo Jainikoski volvió a desbordar, su centro atravesó un área plagada de defensores y encontró a Felipe Esquivel, quien de primera intención clavó el balón en la red. Fue el grito de una generación que no se rinde. De 2-1 abajo a 3-2 arriba en un suspiro, con una voracidad que dejó atónito al rival.

Bélgica buscó desesperada el empate en los minutos finales, incluso estrelló un remate en el palo de un ya imbatible José Castelau, pero Argentina supo aguantar con personalidad. Este no fue solo un triunfo; fue una declaración de principios.

Con esta victoria, el equipo toma oxígeno y mira con confianza su próximo desafío: Túnez, el jueves 6 de noviembre. El Grupo D, que completa Fiyi, parece tener en la Albiceleste a su principal candidato. Pero más allá de los nombres, lo que se construyó en la cancha de Doha fue algo invaluable: la creencia en que, pase lo que pase, este equipo siempre pelea. Y en un Mundial, ese es el arma más letal

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