14/11/2025  -  Deportes
¡A Sangre y Fuego!
El descenso tiene su final: Aldosivi y San Martín se juegan la vida en Mar del Plata, mientras Godoy Cruz forcejea con la estadística en Mendoza. Una tarde de vértigo, lágrimas y un reglamento que será protagonista.

El olor a quemado inunda el final de la Liga Profesional. No es el olor del césped, sino el de los papeles del Artículo 93 del estatuto de la AFA, que hoy serán leídos como un oráculo en tres estadios a la vez. La temporada regular se despide con un gemido de agonía que resonará desde la costa atlántica hasta la precordillera. No es una fecha cualquiera. Es el día del ajuste de cuentas definitivo.

En Mar del Plata, el parto será a puro nervio. Aldosivi, con el Tiburón al borde del abismo, recibe a un San Martín de San Juan que llega con la soga al cuello. Uno no quiere mirar los promedios; el otro, último en esa tabla de la muerte, ya no puede mirar a otro lado. Es un duelo a muerte, un clásico del miedo donde el empate puede ser un salvavidas de papel para uno y una losa para el otro. El victoriano, con su 0.903 de promedio, necesita el milagro de la victoria ajena o propia. El marplatense, con su 0.968, juega a no ser el peor de los últimos tres años.

Mientras tanto, en Mendoza, Godoy Cruz libra su propia batalla contra los números y contra un Deportivo Riestra que, en una insólita pirueta del destino, aún sueña con la Copa Libertadores. El Tomba, último en la Tabla Anual junto a Atlético Tucumán, tiene una misión simple y a la vez monumental: ganar. Nada más, y nada menos. Porque si no gana, su suerte estará echada sin importar lo que pase a 1.100 kilómetros de distancia.

El laberinto del artículo 93

La AFA, en su infinita sabiduría, ha diseñado un sistema de doble descenso que hoy muestra toda su crudeza. Uno cae por su pobreza histórica (promedios) y otro por su miseria del presente (Tabla Anual). Este mecanismo genera un abanico de posibilidades que convierten los 90 minutos en una partida de ajedrez con la ansiedad de una ruleta rusa.

Las combinaciones son claras y despiadadas:

Es una tarde donde cada gol, cada falta, cada pelota detenida, tendrá el peso de una losa. Donde las gradas no alentarán, suplicarán. Donde los jugadores no correrán, lucharán por no hundirse. Es el día final. El día en el que el fútbol no se juega, se sobrevive

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