
La bombonera ya no es sólo de cemento. Hoy, sus gradas están hechas también de píxeles, algoritmos y pantallas múltiples. Una investigación realizada en octubre de 2025, que encuestó a 1052 hinchas de Boca (el 85% concurrentes al estadio), traza un mapa preciso del nuevo ecosistema informativo del fanático: un universo donde las redes sociales acaparan casi la mitad de la atención (49.6%), duplicando ampliamente a los medios tradicionales (22.5%) y superando a los portales digitales (14.6%) y los contactos personales (11.9%).
La hipótesis de un desplazamiento masivo del consumo hacia lo digital queda confirmada. El estudio, que tomó como objeto a Boca por ser el club con mayor comunidad digital del país, pinta el retrato de un hincha hiperconectado, que usa en promedio casi 7 plataformas distintas y cuyo smartphone es la ventana principal hacia el club. Argentina, con más celulares que habitantes y como cuarto consumidor mundial de redes sociales, proporciona el escenario ideal para esta transformación.
Instagram se erige como el rey indiscutido, elegido por el 18% de los consultados como su principal fuente. Le sigue, con un 13%, la TV por cable –un dato que marca su resistencia–, mientras que X (ex Twitter) y los portales de internet comparten el tercer puesto con un 10%. La radio y los diarios de papel, antaño pilares de la información deportiva, hoy se arrinconan en los últimos lugares de las preferencias, con un 5% y un 1% respectivamente.
La paradoja de la credibilidad
Un hallazgo crucial del trabajo es la brecha entre el consumo y la confianza. Si bien Instagram domina, sólo el 29% de los encuestados afirma creer en las redes oficiales del club. El 80% declara no ser leal a ningún medio, periodista o influencer, exhibiendo una actitud crítica y nómade frente al aluvión informativo. Es el signo de una época: se consume todo, pero se cree poco.
Las cuentas partidarias y los creadores de contenido marcan la cancha en las redes. En Instagram, la cuenta oficial de Boca (20%) compite de cerca con actores no tradicionales como La12Tuittera, PlanetaBoca y el periodista Tato Aguilera. En YouTube, sorprende el liderazgo del streamer Flavio Azzaro (26%), por encima del canal oficial del club. En X, dominan las voces partisanas. Un ecosistema donde las narrativas ya no son controladas únicamente por las grandes redacciones.
La grieta generacional
El corte etario es la línea que mejor divide los comportamientos. Los Baby Boomers (61-80 años) son los últimos bastiones de lo tradicional: consumen cable, diario papel y radio, y privilegian la información de amigos. En el extremo opuesto, la Generación Z (16-30) y los Centennials son nativos digitales: líderes en el uso de X, YouTube, Instagram y WhatsApp, son quienes más “encuentran” la información navegando y los mayores consumidores de memes y recortes.
Una tendencia disruptiva se asoma: el consumo de imágenes en vivo parece estar desinflándose. Del total de encuestados, 961 miran recortes, memes o informes, mientras que 812 ven partidos en vivo. Incluso, 304 hinchas confesaron que sólo consumen contenidos editados, sin ver el juego en directo.
La sombra de las apuestas y la alerta
Un dato preocupa a los investigadores: la suba exponencial de las apuestas entre los más jóvenes. Mientras que en los Boomers es casi una mala palabra, el 23% de la Generación Z apuesta, porcentaje que crece hasta niveles alarmantes en la Generación Alfa (1-15 años). Es un problema emergente que se vincula directamente con la exposición constante a plataformas digitales.
El estudio concluye con una advertencia: el fútbol y las redes sociales forman un “peligroso cóctel”, especialmente para las audiencias más jóvenes. La cancha informativa está inclinada, y navegarla requiere, más que nunca, de un espíritu crítico. El hincha del siglo XXI ya no es sólo un espectador; es un usuario que, desde su celular, construye y habita una Bombonera infinita y digital, llena de datos, rumores, pasiones y nuevos riesgos