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La ley impulsada por el ministro de Economía del presidente Carlos Menem, Domingo Cavallo establecía una relación cambiaria fija entre la moneda nacional y la estadounidense, a razón de 1 dólar estadounidense por 1 peso.
Si bien la medida logró controlar la inflación, que llegó a cuatro dígitos interanual los dos años previos la industria metalúrgica junto con la textil y la del calzado fueron sectores muy castigados.
La convertibilidad fue la madre de la crisis del 2001, la mayor de la historia argentina, que guarda un lugar especial para el ministro Cavallo, que debió irse por la puerta de atrás del gobierno de Fernando de la Rúa.