La falta de materiales e insumos para la construcción sigue siendo uno de los problemas más graves que deben enfrentar los comerciantes del rubro. La pandemia por coronavirus, la merma de las actividades en las fábricas de los grandes centros urbanos y la poca entrega por parte de los distribuidores son los principales escollos que deben sortear empresarios y propietarios de corralones y casas dedicadas a la venta de este tipo de productos.

“El problema más preocupante que tenemos en este momento tiene que ver con la falta de materiales, con el abastecimiento. Por ejemplo, con la arena tuvimos un problema debido al paro de barcos que duró casi 40 días. La mayoría de los comercios nos hemos quedado sin arena, algo inusual”, dijo al respecto el empresario local Javier Carpinella.

“Las fábricas de cemento están trabajando con un cuarto del personal. Las empresas están yendo a buscar a sus empleados a las casas particulares en combis de a siete u ocho personas. La mitad del personal está muy afectado por esta situación de pandemia. En las fábricas de ladrillos pasa más o menos lo mismo, trabaja muy poca gente y esto se suma a que hay muchas consultas de los clientes”, agregó el comerciante.

“Podemos trabajar y somos privilegiados, siempre lo decimos. Se habilitaron las refacciones, se lanzó el Pro.Cre. Ar, la gente como no puede irse de vacaciones por ahí tiene un pesito guardado y quiere hacer algo, reparar, pintar. Todo suma, entonces la gente se acerca y el trabajo va levantando, pero no podemos abastecer, no podemos agarrar obras, no podemos comprometernos con el cliente para después no cumplir”, amplió el entrevistado.

Falta de hierro, de arena, de granza, ladrillos huecos y demoras en las cargas de cemento son algunos de los problemas con los que deben lidiar los corralones. “Loma Negra, por ejemplo, está trabajando con un 25 por ciento de personal, hay días con largas demoras para cargar un camión de cemento. Las fábricas abren, las tienen que cerrar, después las desinfectan. Esto afecta todo, la gente también tiene miedo que las cosas aumenten, y están aumentando lamentablemente todos los meses un poquito. No es fácil estar detrás de mostrador en un momento como este”, subrayó Carpinella.

“La construcción sigue teniendo demanda, pero nosotros estamos pasándola mal. Estamos entre las 6 de la mañana y las 9 de la noche tratando de conseguir mercadería para poder cumplirle a la gente que nos compra. Hemos pasado años muy flojos, ahora estamos en otro momento, pero se da una conjunción de cosas a la que le haremos frente y trataremos de salir adelante, como siempre”, apuntó finalmente el entrevistado.