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El proyecto del “Café del teatro” nació una vez que fue reformado”, explica a Diariojunin Pancho Dimarco, responsable del espacio.
“El teatro había quedado muy lindo y de pronto nos fuimos encontrando con gente que no lo conocía o bien no ha tenido la posibilidad de venir a disfrutar de un show”.
Por eso, una de las principales “razones para abrirlo fue que la gente tenga la opción de venir pero desde otro lugar”.
La posibilidad existía desde el momento que a partir de la refacción, quedó disponible un espacio amplio. El lobby fue reformado, puesto a punto” y “quedó muy lindo con la decoración propia del teatro”.
Así nació el “Café del Teatro”, al que se puede concurrir de lunes a sábados, entre las 8 y las 20 horas. Ya sea para compartir un desayuno, un brunch o simplemente un café. “Para disfrutar de la gastronomía elaborada y cosas ricas”, añade Pancho, “desde unas medialunas recién salidas del horno y calentitas, pasando por budines variados –de limón y amapola, chocolate tentación-, tostados , pizza individual, avocado tost de masa madre y el plato estrella que es un scon relleno de jamón serrano y queso reggianito sin dejar afuera opciones fit y saludables”.
Desde la apertura al presente, “notamos que la gente vuelve. Es más, ya tenemos la mesa de todos los días. Llegan, prueban y eligen nuestros productos, en un ambiente diferente”.
Inevitable era preguntarle a Pancho si hay clientes que piden ver la sala del teatro. “Hay quienes lo piden, aclara, y siempre que se puede, se lo mostramos. A veces puede que se complique, sobre todo cuando están armando algún show”.
En pocas semanas, además de comenzar a contar con clientes permanentes, se suman aquellos que se acercan a la boletería a adquirir una entrada y terminan disfrutando de un buen café. O a la inversa, están quienes se ubican en el Café y a través de las carteleras descubren un show y antes de irse sacan la entrada”.
También se han encontrado “con gente muy joven que conoce sobre la existencia del café a través de las historias en redes sociales y lo quiere conocer”.
Y los infaltables, junienses que peinan canas y hoy, sentados ante la mesa del café, en el lobby, repasan la historia del antiguo cine, sus idas en grupo a disfrutar de una buena película, o más cerca en el tiempo la tristeza que les provocaba pasar por la puerta del edificio viendo cómo se iba deteriorando.
Ya no es así. Después de quince años cerrado, el teatro San Carlos volvió a cobrar vida y le sumó un nuevo elemento. El infaltable café, propio de una sociedad acostumbrada a compartirlo con un amigo, una pareja o un compañero de trabajo…y muchos recuerdos.