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En marzo de 1888, el mundo perdió a una escritora cuyo legado ha perdurado por generaciones. Su nombre era Louisa May Alcott. A sus 55 años, esta autora se había convertido en una de las escritoras más queridas de la literatura estadounidense, conocida especialmente por su obra Mujercitas, que tocó los corazones de lectores de todas las edades.
Louisa May Alcott nació el 29 de noviembre de 1832 en Germantown, Pennsylvania, en una familia profundamente influenciada por la filosofía trascendentalista. Su padre, Bronson Alcott, era un pedagogo idealista que creía en la educación progresiva, mientras que su madre, Abigail May, era una activista social que trabajaba incansablemente por las causas de los derechos de las mujeres y la abolición de la esclavitud.
Desde temprana edad, Louisa fue testigo de las dificultades económicas que enfrentaba su familia, lo que la motivó a escribir y ganarse la vida como autora. En su juventud, trabajó en una variedad de empleos, incluyendo como ama de llaves, maestra y enfermera. En la Guerra Civil Americana, se unió como enfermera voluntaria en el campo de batalla, una experiencia que marcó profundamente su vida y la inspiró a escribir sobre temas de sacrificio y valentía.
A lo largo de su carrera, Louisa Alcott escribió no solo novelas, sino también cuentos, obras de teatro y poemas. Su obra más famosa, Mujercitas (1868), se inspiró en su propia infancia y en las relaciones que mantenía con sus hermanas. La historia de las hermanas March, especialmente la de Jo, una joven escritora que desafía las expectativas sociales, resonó profundamente con las lectoras de la época y continúa siendo un referente literario.
Aunque Mujercitas la hizo famosa, Louisa también escribió bajo seudónimos y produjo una amplia variedad de novelas románticas y sensacionales que le ayudaron a ganar dinero para mantener a su familia. Sin embargo, a lo largo de su vida, luchó contra la presión de conformarse con los roles tradicionales que la sociedad esperaba de las mujeres.
En sus últimos años, Louisa May Alcott continuó escribiendo, pero su salud se vio afectada por las secuelas de la fiebre tifoidea que contrajo durante su tiempo como enfermera en la guerra. Finalmente, murió el 6 de marzo de 1888, a los 55 años.
Hoy, Louisa May Alcott es celebrada como una pionera que dio voz a las mujeres jóvenes y a la importancia de la familia y la solidaridad. Mujercitas sigue siendo un clásico, una obra que ha tocado generaciones de lectores y que sigue siendo un faro de amor, esperanza y lucha por la independencia femenina.