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El nombre de Gabriel Carabajal resonó durante meses en Junín, pero no precisamente por ovaciones. Uno de los futbolistas más cuestionados por la hinchada de Sarmiento en el primer semestre del año cortó su vínculo con el club el 19 de junio y, tras más de un mes en busca de destino, encontró un nuevo rumbo en el fútbol argentino.
A sus 34 años, el mediocampista ofensivo, que llegó al Verde desde Newell’s, no consiguió consolidarse y solo aportó dos goles —ambos de penal en el triunfo ante Deportivo Riestra— en 15 presentaciones. Ahora, lejos de la Primera División, Carabajal volverá a la Primera Nacional, la segunda categoría del fútbol local, para vestir la camiseta de Quilmes.
El Cervecero, que atraviesa un momento complicado en la Zona A (13° con 27 puntos en 23 fechas), no hizo oficial el fichaje en sus redes, pero el entrenador Aldo Duscher —quien asumió el 20 de junio— lo incluyó en la lista de convocados para el partido de este martes ante Atlanta, por la fecha 28.
Para Carabajal, este regreso al ascenso significa un salto al pasado: su última experiencia en la categoría había sido con Talleres de Córdoba en la temporada 2013/2014, cuando alternó entre la Primera Nacional y el Torneo Federal. Once años después, el exjugador de Unión y Argentinos Juniors buscará revancha en un Quilmes que necesita despertar.
El talento técnico del mediocampista nunca estuvo en duda, pero su regularidad y adaptación sí fueron temas de debate en sus últimos equipos. Ahora, en un escenario distinto y con la urgencia de un club que lucha por no perder pisada en la zona de clasificación, Carabajal tendrá la oportunidad de demostrar que todavía tiene fútbol para dar.
Mientras Sarmiento sigue su camino en la Copa de la Liga, el hombre que fue sinónimo de polémica en Junín empieza desde cero. Lejos de los gritos de rechazo, pero con la misma presión de siempre: la de convencer.