Bautista Beltrán enfrenta una batalla contra el Síndrome de Marfan, una enfermedad genética que debilita el tejido conectivo de su cuerpo, comprometiendo su corazón, sus huesos y sus pulmones. Su madre, Natalia Galván, no baja los brazos y hoy hace un pedido urgente: su pequeño necesita cinco prótesis para seguir viviendo, y el tiempo apremia.

El diagnóstico de Bautista no es solo un nombre médico, sino un desafío diario. El Síndrome de Marfan afecta cada parte de su cuerpo: su corazón late con fragilidad, su pecho se hunde por el pectus excavatum —una deformidad que comprime sus órganos— y sus huesos crecen bajo la sombra de una mutación que los debilita. Pero su sonrisa, dicen, no se apaga.

La carrera contra el reloj

Dos de las prótesis que Bautista necesita son para su corazón, y las otras tres corregirán el pectus excavatum, una condición que, en casos graves como el suyo, puede comprometer su respiración y función cardíaca. Entre ellas, una pieza clave: la válvula mitral mecánica tipo AP 360 N301, cuyo costo ronda los $850.000.

Natalia, su madre, no duerme. Sabe que cada peso cuenta y que la espera puede ser cruel. Por eso, abre las manos y pide ayuda. "Solo quiero verlo sonreír sin dolor", repite entre lágrimas.

Cómo ayudar

Quienes deseen sumarse a esta cadena de esperanza pueden colaborar a través del alias de Ualá: todo.ayuda.sepuede, a nombre de Natalia Alejandra Galván. No se trata solo de una transferencia, sino de un gesto que puede cambiar el destino de un niño que merece crecer.

Mientras tanto, Bautista espera. Con sus 12 años a cuestas y un coraje que desarma, sueña con jugar al fútbol, correr sin cansarse y, sobre todo, dejar atrás los quirófanos. Su historia es una más entre miles, pero hoy, es la que nos interpela.