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La revisión de celulares dejó al descubierto el descontrol en la producción y las maniobras para ocultar sustancias vencidas.
Los mensajes hallados en los celulares de los empleados de Laboratorios Ramallo SA y HLB Pharma Group SA, investigados por producir y distribuir fentanilo adulterado vinculado a la muerte de 96 personas, dejaron al descubierto el descontrol en la producción, las maniobras para ocultar sustancias vencidas y el conocimiento previo de las inspecciones de la ANMAT.
En un chat del 8 de marzo de 2025, tras esconder reactivos vencidos antes de una inspección, un trabajador advirtió: “Pudo haber explotado eso tranquilamente”.
Otro señaló: “¿Usted sabía que dejaron todos los reactivos afuera abajo de la lluvia?”. Estos intercambios muestran la precariedad y el riesgo en que se manipulaban los insumos.
Los chats forman parte de la acusación que realizó el Ministerio Público Fiscal, a través del cual se le solicitó al magistrado la detención de diez personas, entre ellos la familia García Furfaro, directores técnicos y personal de mantenimiento.
La documentación de los procesos también quedó en entredicho.
En diciembre de 2024, días después de fabricarse el lote contaminado, un empleado admitió: “Ya todos sabían que esa producción se hizo en el aire con respecto a lo documental”. Otro pidió: “Por favor, no dibujemos más y cada vez que hagamos algo aseguremos de tener la información necesaria mínima”. Los fiscales remarcaron que parte de los registros se elaboró de manera retroactiva.
Los chats también revelan cómo los empleados se preparaban ante la inminencia de controles. “Me llamó Diego y me dijo que la semana que viene hay inspección desde ANMAT”, informó uno. La reacción fue inmediata: “Estamos al horno. Y bueno, habrá que pelearla”. El ocultamiento de solventes y reactivos vencidos fue una práctica reiterada.
A la par, hubo advertencias directas sobre la mala calidad del producto. En una conversación clave se consignó: “El fentanilo dio mal, hay que repetirlo mañana. Quedan dos ampollas en la heladera, envueltas en aluminio. Necesito que a primera hora dos analistas distintas hagan el ensayo. Curva nueva con un nuevo reactivo, endo y agua. Usen el último registro que ingresó”. Esa instrucción muestra que los lotes se liberaban aun con fallas detectadas en los controles internos.
Incluso después de que estallara el escándalo, las irregularidades continuaron. El 25 de febrero de 2025 se admitió que se llenarían ampollas plásticas con agua destilada y se las etiquetaría con un lote viejo: “Después yo coordino con César esa parte”. Más tarde, cuando las muertes ya eran públicas, un mensaje fue lapidario: “La verdad que es lamentable lo de producción, hasta que no pase algo grave, parece que no van a escarmentar”.
Ese “algo grave” terminó siendo la muerte de decenas de pacientes, consecuencia directa de la negligencia y el descontrol expuestos en los propios chats de los trabajadores.