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El operativo de donación de órganos realizado el domingo último en la localidad bonaerense de Mar de Ajó quedó envuelto en polémica tras las denuncias de la familia de la donante.
Leticia Isabel de la Cruz, cuñada de María Esther, vecina de San Bernardo que sufrió una descompensación en su casa y luego muerte cerebral pese a estar “completamente sana”, cuestionó duramente la coordinación y la logística.
“Nos comunicábamos infinidad de veces con CUCAIBA y siempre nos pedían disculpas, pero eso no soluciona nada. Queremos que se revean los puestos, que haya más helicópteros y avionetas, mejor coordinación y comunicación. Yo me enteraba de las cosas 20 o 30 minutos antes de que me llamaran”, señaló.
De acuerdo a su relato, las demoras hicieron que finalmente varios órganos no pudieran ser utilizados. “Se perdieron perlas preciosas que podían salvar muchas vidas. Solo los riñones pudieron ser trasladados, y lo hicieron por tierra, con muchas horas de diferencia. No buscamos dinero, queremos que esto no vuelva a pasar”, expresó.
La familia también denunció la desaparición de la alianza matrimonial de María Esther dentro del hospital. El hecho fue asentado en el libro de quejas, con firmas de otros testigos, y además se radicó una denuncia penal en la comisaría local.
Pese a sus críticas, De la Cruz destacó el accionar de los Bomberos Voluntarios de Mar de Ajó, a quienes calificó de “excelentes”. Sin embargo, consideró que desde los organismos oficiales se intentó mostrar “algo bello y precioso, cuando en realidad para nosotros fue un calvario”.
La Ley Justina establece que toda persona mayor de edad es donante salvo que haya expresado lo contrario. El caso reabre el debate sobre la infraestructura y los recursos disponibles para garantizar que esas donaciones lleguen a destino en tiempo y forma".