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Una masa de agua sin precedentes avanza por el cauce del Río Salado, transformando el paisaje de la cuenca en una bomba de tiempo hídrica. El detonante: un registro pluvial que ha superado todo pronóstico, con más de 1200 milímetros caídos en lo que va del año, una cifra que iguala el promedio anual completo. Este volumen extraordinario obligó a la Dirección de Hidráulica a activar el protocolo máximo: la apertura total de las seis compuertas de la Laguna de Gómez y de las seis de Carpincho.
La decisión, técnica e inevitable, tuvo un efecto inmediato aguas abajo. El volumen descomunal se desplazó hacia el emblemático Puente Saavedra, donde el agua no solo ejerce una presión feroz contra la estructura, sino que el propio camino de acceso actúa como una represa, conteniendo y embalsando la fuerza del río.
Ante el riesgo inminente, el Municipio, con autorización de la provincia, se movió con celeridad. Este miércoles comenzaron las primeras tareas de emergencia. La estrategia es clara: engañar al río. Se ejecutaron dos cortes estratégicos a ambos costados del puente, creando nuevos pasos artificiales para el agua. El objetivo es simple en su concepción pero complejo en su ejecución: duplicar la capacidad de escurrimiento para aliviar la presión sobre la estructura vital. El operativo continuará en los próximos días con dos cortes adicionales, más profundos y significativos, directamente sobre los sectores de mayor caudal y velocidad.
En un hecho que marca un antes y un después en la gestión de la cuenca, y tras el pedido expreso del Comité de Cuenca, la Autoridad del Agua (ADA) comenzó a publicar en tiempo real los datos del manejo de las compuertas. La transparencia llega a través del portal https://ada.gba.gov.ar/cc_riosalado_subregiona1/, un acceso directo a la información crítica que hasta hace poco permanecía en el ámbito de la técnica y la burocracia.