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Viernes, 12 Sept 2025
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Políciales
El "Pollogate" de la Ruta 7: Caos, descontrol y saqueo tras volcar un camión cargado de gallinas
Un accidente de tráfico nocturno en Chacabuco derivó en un insólito escenario de pillaje masivo, con vecinos llevándose la mercadería esparcida en la ruta mientras las fuerzas de seguridad intentaban, sin éxito, contener el desbande.
Jueves, 11 de Septiembre del 2025 - 11:21 hs.
El "Pollogate" de la Ruta 7: Caos, descontrol y saqueo tras volcar un camión cargado de gallinas

La fría noche del miérgado sobre la Ruta Nacional 7 se tiñó de plumas, caos y un insólito espectáculo de apropiación indebida. A escasos 200 metros del acceso Elguea Román, en Chacabuco, el vuelco de un camión cargado de pollos desató una escena dantesca: en lugar de ayuda solidaria, decenas de personas se abalanzaron sobre la carga para llevarse, impunemente, la mercadería que quedó regada sobre el asfalto.

El conductor del vehículo, que milagrosamente resultó ileso, fue testigo atónito de cómo el accidente que pudo costarle la vida se transformó en una feria libre de rapiña. Mientras él evaluaba los daños de su máquina siniestrada, una marea de vecinos y curiosos invadió la calzada, armando un revuelo que opacó al de las propias aves. Con bolsas, cajas y hasta en sus propias manos, los aprovechados se llevaron todo lo que pudieron, indiferentes al peligro y a la ley.

El siniestro, y el posterior saqueo, generaron un colapso total de la circulación en uno de los corredores troncales del país. La Ruta 7, vital para la conexión entre el interior y la Capital, se transformó en un estacionamiento. El tránsito hacia Chacabuco fue desviado a la colectora, formando una interminable caravana de vehículos. En el sentido contrario, de Chacabuco hacia Junín, el corte fue total, dejando a cientos de conductores varados durante horas, testigos impotentes de un inexplicable acto de vandalismo oportunista.

Personal policial y de tránsito trabajó a contra reloj en el lugar con una misión doblemente compleja: intentar poner orden en el caos circulatorio y, al mismo tiempo, disuadir a la multitud que, en un acto de desobediencia civil masiva, ignoró la autoridad para participar de un festín a costa del infortunio ajeno. La escena, más propia de una distopía que de una localidad bonaerense, dejó al descubierto la delgada línea que separa el orden del descontrol absoluto cuando la oportunidad llama a la puerta


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