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La noche del miércoles en Junín no será una más. Mientras en el Congreso de la Nación los diputados debatirán el veto del Presidente a la Ley de Financiamiento Universitario, aquí, el corazón de la educación pública latirá con fuerza en una Marcha de las Antorchas. La convocatoria es contundente: a las 19 horas, la comunidad universitaria de la UNNOBA, junto a vecinos, gremios e instituciones, iluminará las calles desde Sáenz Peña y Newbery hasta la explanada de los institutos 20 y 129.
El mensaje desde la trinchera local es claro y potente. No se trata solo de un reclamo sectorial; es una lucha por el futuro de toda una región. El secretario general de ATUNNOBA, el gremio de los trabajadores nodocentes, no duda en calificar a la universidad pública como “un pilar para que las familias tengan un proyecto de vida de calidad”. Y remata con una verdad que resuena en cada rincón del país: “Sin educación pública no hay posibilidades de crecimiento para las comunidades”.
El descontento no nació hoy. El pasado viernes, una medida de fuerza de los trabajadores ya había obtenido una adhesión abrumadora del 90%, mostrando el profundo malestar que recorre las aulas y los pasillos de la UNNOBA. Pero la protesta también tiene su lado esperanzador. El sábado último, la calle Belgrano se transformó en un festival. Una feria de emprendedores, bandas de música y un espíritu comunitario demostraron que la defensa de la educación se construye con propuestas, con alegría y con unidad.
Ese festival fue la prueba viviente de una trama solidaria que ya está tejida. La organización fue una convergencia de fuerzas pocas veces vista: desde los sindicatos docentes de SUTEBA y UDOCBA hasta los centros de estudiantes de la Escuela de Arte “Xul Solar” y el Conservatorio, pasando por las franjas políticas estudiantiles y la Asociación Centro de Estudiantes de Junín (ACEJ). Un frente amplio y diverso que tiene un solo objetivo.
Este miércoles, la antorcha que se encienda en Junín será la misma que ilumine las marchas en cada provincia. Es la luz de la resistencia contra un ajuste que pretende apagar uno de los faros más brillantes de la Argentina: su educación pública, gratuita y de calidad. La pulseada final se vive en dos frentes: en el recinto de Diputados y en el asfalto caliente de las calles. El resultado definirá el rumbo de la universidad para los próximos años