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						El campeonato entra en su etapa decisiva. Mientras la cima mira de reojo la clasificación a octavos de final, el subsuelo del torneo vive un terremoto. Nueve equipos cargan sobre sus espaldas el peso de una lucha feroz por no caer. Al final del camino, solo habrá salvación para siete. Uno descenderá por la puerta triste de la tabla anual y otro, quizás el más doloroso, por la condena lenta de los promedios.
Esta noche, en Rosario, Newell's intentará dar el primer paso hacia la tranquilidad. Con Lucas Bernardi en el banco y el alivio de saber que su historia lo protege de los promedios, la Lepra recibe a Unión. Una victoria sería un bálsamo. Pero la auténtica batalla comienza mañana en Mar del Plata, donde Aldosivi, acorralado contra el abismo, recibe a un Independiente Rivadavia que puede tener la cabeza en otra parte. Para el Tiburón, cada punto es un tesoro; los que vienen después, contra rivales directos, serán una guerra.
La incertidumbre no conoce de nombres grandes. Talleres de Córdoba, con Carlos Tevez en el rol de conductor en la tormenta, visita a Vélez. Un mal resultado puede precipitarlo al fondo de la tabla, a compartir la desesperación con Aldosivi y San Martín. Mientras, Atlético Tucumán, con un pie en la zona de clasificación, juega su propia supervivencia en Avellaneda contra Independiente.
Pero sin duda, el domingo reserva el duelo crucial. En Mendoza, se juega más que un clásico cuyano. Godoy Cruz y San Martín de San Juan se enfrentan en un partido que huele a naftalina. Quien gane, respirará. Quien pierda, quedará al borde del precipicio. Será un partido de vida o muerte con el sabor agrio de la rivalidad regional.
La última jornada del lunes no dar tregua. Sarmiento visitará a Platense y Banfield se medirá en el clásico sureño contra un Lanús que llega eufórico tras su clasificación en la Sudamericana, pero que podría tener la mente puesta en la final.
El reglamento es claro y despiadado. Si el mismo equipo es último en ambas tablas, caerá el que le siga. Los empates se deshacen en cancha neutral. Y el castigo es doble: quienes desciendan, verán frustradas sus chances de pelear por el título del Clausura. En estas tres fechas, no se juegan solo puntos. Se juegan identidades, historias y el futuro mismo de clubes que libran, en cada pelota parada, la batalla más importante del año