La madrugada del viernes volvió a teñirse de agresión. Otra vez, las paredes del club El Torito, la cuna donde todo comenzó, amanecieron manchadas. Desconocidos arrojaron pintura sobre el rostro de Ángel Di María y escribieron con saña un mensaje que ya parece una letanía: “ladrón mercenario”. Es la segunda vez en menos de un año que el homenaje al mundialista es blanco de la furia.
El presidente del club, Germán Ángel, relató el hallazgo con una mezcla de cansancio y tristeza. El daño fue descubierto por los primeros empleados que llegaron al lugar. “Fue anoche; lo encontramos hoy a la mañana cuando vinimos. Nadie vio nada porque hay un vecino que deja el camión estacionado en el frente y tapa mucho”, explicó. Pero más allá del hecho material, lo que más duele es el impacto en la comunidad. “Es muy triste, sobre todo por los chicos que vienen acá, que son unos 800”, afirmó, pintando un cuadro de desolación.
La obra, inaugurada con esperanza en 2024 en el acceso principal del club, ya había sufrido un ataque similar en mayo, tras la eliminación de Rosario Central de la Copa Libertadores. Aquella vez, la dirigencia, buscando despegar la figura de Di María de cualquier bandera partidaria, optó por restaurarlo mostrándolo con la camiseta de la Selección Argentina. Un gesto de unidad. “Pero igual lo vandalizaron”, lamentó Ángel, confirmando que algunas heridas del fútbol parecen no cicatrizar.
La búsqueda de responsables se topa, una y otra vez, con obstáculos. Ahora intentan acceder a las cámaras de seguridad, pero la tarea se ve frustrada por los daños que dejó la última tormenta. “Estamos viendo si podemos bajarlas, el problema es que el temporal del sábado arrancó cables y toda la cuadra está sin internet”, detalló el presidente. Es como si el muro estuviera condenado a llevar las cicatrices.
Frente a esta reiteración violenta, la dirigencia evalúa una medida drástica: trasladar el mural al interior del club. Un acto de protección, pero que también puede leerse como una retirada, una claudicación ante la intolerancia. Paralelamente, El Torito ha iniciado una campaña para conseguir nuevos sponsors que financien no solo la restauración, sino la posibilidad de un nuevo diseño. Una batalla cultural y económica para defender su propio patrimonio.
Mientras la pintura chorrea en la fachada de su barrio, Di María no estuvo presente anoche en los festejos de Rosario Central, luego de que la AFA lo proclamara “campeón de liga” por haber sido el equipo que más puntos obtuvo en 2025. Sí formó parte de la delegación que viajó a Buenos Aires para recibir el trofeo, y horas después publicó un festejó en sus redes por la polémica estrella. Su vida transcurre en otra esfera, lejos de la pintura fresca y los mensajes de odio que se secan sobre su imagen infantil.
El domingo, Rosario Central jugará en el Gigante de Arroyito. Habrá goles, pasión y tal vez otra victoria. Pero en El Torito, un pedazo de la historia del club sigue siendo atacado, preguntándonos qué clase de ídolos queremos y qué legado estamos dispuestos a manchar