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Mientras viajaba en
colectivo, escuché por casualidad una conversación entre dos conocidos. Uno le
contaba, el otro escuchaba:
‘…El martes por la tarde vino Carmencita, la hija de mi tercera esposa, a
pedirme que la ayude con un trabajo para la escuela.’
- ¿Cuál es el tema? - Le
pregunté algo desconfiado… viste que solo tengo séptimo grado, igual bastante
me las rebusco. Pero resultó ser la sobrepoblación
del planeta; asunto del que vine a quedar desactualizado porque al parecer,
ahora somos el doble de humanos que cuando terminé la primaria. Así que me
senté con el mate y busqué ayuda externa.
- Al fin y al cabo, la
sobrepoblación no es un tema nuestro, Norberto. Eso es un asunto de los chinos.
- Me dijo Marito que estaba de visita en casa, queriendo suavizar el berenjenal
en el que me metía.
Por
las dudas hurgué en la piecita un par de libros con poca suerte, salvo un
diario que decía que este año superamos los 7.500 millones de habitantes en la
Tierra. Pero, como no encontré nada referente a esa larga palabra, llamé a
Ramiro, ‘que es un muchacho que sabe’, y él dijo que…
- Un lugar está sobrepoblado cuando sus
ciudadanos no tienen garantizada la subsistencia. -
Entonces, pasé a creer que la
sobrepoblación se solucionaba con planes del estado, y no con menos habitantes
como supuse en un principio. Pero fue cuando Lucio, el jubilado ferroviario me
recordó que…
- Hace 40 años, acá, con la mitad de los habitantes teníamos un 8% de
pobreza y ahora vamos por el 50%. – Ya sé que la pobreza se medía distinta, pero
claramente el argentino en particular y el resto en general, cada vez es más
exitoso a la hora de reproducirse.
- ¿Conoces al zurdo Arbeleche? Él dice que es un problema de los países
ricos, están superpoblados porque consumen demasiado. – Entonces
de dije a Carmencita que anote, ‘tanto los países pobres como los ricos pueden
estar superpoblados’.
- Habría equilibrio si cada cual zona se
manejara con sus recursos, no se necesitaría transportar nada. Encima el medio ambiente no sufriría la polución
del traslado. – Nos reclamó Arbeleche.
- Mirá
que vivo que sos vos Arbeleche, ¿y a mis compañeros? que los parta un rayo,
¿no? – Dijo un tal Basualdo, en la misma mesa del bar que estábamos sentados.
Era un sindicalista camionero.
‘Ahora lo tengo claro me dije para mí
mismo, la superpoblación sucede
porque nos encontramos en un círculo vicioso. Necesitamos más alimentos para
que no caigamos en la pobreza y el hambre. Eso hace que se engendre más y más hijos
y el crecimiento demandará mayor producción de alimentos. Como el negocio es
poderoso y se resiste a los cambios, debería ser el estado, quien desaliente el
crecimiento demográfico para que el mundo no estalle. Pero me vine a enterar
que es al revés, hay incentivos económicos para ayudar a la maternidad y traer más
niños al mundo. La verdad me pareció muy humano por ahora, pero cuando pienso
el futuro no puedo entenderlo. Dicen que si un niño no se alimenta bien hasta
los cuatro años su cerebro no tendrá oportunidad de desarrollarse. Después van
a tener que educarlos y cuando quieran acordar tendrán que laburar, quien le va
a dar trabajo. Lo pienso y lo pienso y me di cuenta que el problema de la
superpoblación no tenía solución. Así que le dije a Carmencita que al día
siguiente directamente faltara a la escuela, y el tema quedó cerrado’. –
…
No se habla del problema
porque no nos gusta la solución del problema. Los especialistas sienten que
nadie lo siente, y al final solo lo platican entre ellos. El periodismo lo
admite, así que valientemente lo toca de vez en cuando a las tres de la mañana
o mezclado en un crucigrama. La gente con posibilidad de informarse no lo hace
porque no tiene tiempo. Los que tienen tiempo no lo usan en eso porque no
tienen posibilidades. Los políticos lo esquivan porque el tema es
‘piantavotos’, y como siempre están en campaña… lo patean para la próxima
campaña. Ahora confundimos el derecho a la vida con la procreación ilimitada, y
encontramos la peor manera de legitimar la imprudencia con recursos
inexistentes.
Mientras estornudamos
sobre los pañuelos, el Planeta Tierra ingresa en terapia intensiva, y quienes
podemos y debemos ayudarla nos tapamos los ojos, cerramos los oídos o jamás lo
hablamos. Crecimos creyendo que el problema estaba demasiado lejos, sin
embargo, un enorme desierto puede estar superpoblado con una sola persona. Basta
con que le sea imposible la vida.
Al menos en estas
latitudes, cada niño que llega al mundo es recibido por un centenar de derechos
que la realidad se encargará en devaluar todos los días. Al ritmo, los derechos
que les asisten terminarán por ser expresiones de deseo.
‘No solo de pan vive el hombre, pero
sin pan lo demás poco futuro tiene.’
Si el ciclo de sobrepoblación
no se revierte a tiempo, la humanidad terminará por asfixiar al planeta. La
pérdida de diversidad biológica no
solo afecta a las especies sino también a la raza humana.
Cierto es, que se han logrado algunos avances. Pero los especialistas están muy
preocupados, no solo por las evidencias sino por lo muy poco que son
escuchados.
Si de alguna manera, el siguiente dato lo incomoda significa que aún no es
demasiado tarde…
“…Cada segundo que pasa, la humanidad crece en dos personas; y esas criaturas que se suman al número total… serán pobres o indigentes el resto de su vida.”
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