El siniestro, ocurrido durante la jornada de ayer, tuvo un desarrollo seco y devastador. Según los primeros registros, el conductor circulaba al volante de un Volkswagen Passat color gris. Por razones que se desconocen, el automóvil impactó de lleno y a alta velocidad contra la parte trasera de un camión Ford Cargo. La violencia del choque fue tal que la carrocería del sedán quedó completamente devastada, convertida en un amasijo de metal que encapsuló el destino de su conductor.

La colisión fue directa y fatal. El hombre, único ocupante del vehículo, murió en el acto. No hubo tiempo para auxilios, ni para palabras de aliento. El silencio posterior al estruendo solo fue roto por las sirenas de los servicios de emergencia que arribaron al lugar con la amarga misión de confirmar lo inevitable.

En contraste con el desenlace trágico, el conductor del camión, un hombre de 32 años oriundo de Moreno, resultó ileso. Atónito y conmocionado, fue quien dio la primera alerta del accidente que acabó con la vida de un servidor público. Su vehículo, considerablemente más alto y robusto, sufrió daños menores en su estructura trasera.

El porqué de la colisión es el eje central de la investigación que ya lleva adelante la Unidad Fiscal de Instrucción (UFI) N° 2. Peritos criminalísticos y vialistas trabajaron durante horas en el lugar, relevando cada metro de la calzada, buscando marcas de frenado, restos de vehículos y cualquier evidencia que permita reconstruir los segundos previos al impacto. Se desconoce si existió una distracción, un problema mecánico súbito o una mala maniobra. La autopsia del conductor fallecido será crucial para determinar si sufrió un inconveniente de salud previo al choque.

La ruta, testigo mudo de innumerables historias de viaje, se convirtió anoche en el escenario de una que terminó demasiado pronto. La muerte de un agente de la policía en circunstancias tan trágicas enluta no solo a su familia y sus compañeros de fuerza, sino a una comunidad que once más se ve enfrentada a la frágil línea que separa la vida de la muerte en las carreteras argentinas