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La noche del domingo 14 de septiembre, el Fremont Theater de San Luis Obispo, California, se convirtió en el epicentro del rock. No era para menos: los Foo Fighters, en un movimiento magistral, convocaron a 900 afortunados para un concierto sorpresa que quedará en la historia. No era solo el primer show del año, sino el bautismo de fuego de una nueva etapa. Sobre el escenario, Dave Grohl, con la energía de siempre, hizo la presentación que todos esperaban: “Damas y caballeros, den la bienvenida ¡al más impresionante de todos, Ilan Rubin, que estará tocando la batería con Foo Fighters esta noche! Es oficial”.
Con esas palabras, Grohl no solo le dio la bienvenida, sino que le selló un pasaporte a una nueva vida. Rubin, de 37 años, reconocido por su potente trabajo con Nine Inch Nails, tomó el lugar que hasta mayo de este año ocupó Josh Freese. La noticia, filtrada días antes por Rolling Stone, se confirmó con bombos y platillos, literalmente.
La despedida de Freese, quien había llegado en 2023 para llenar el inmenso vacío dejado por la trágica muerte de Taylor Hawkins en 2022, se había manejado con discreción. El propio baterista explicó en Instagram que el equipo de la banda le comunicó que decidían “tomar un camino diferente”. Aunque se fue con gratitud y buenos deseos, la noticia tomó por sorpresa a muchos.
Pero toda la atención se volcó ahora a Rubin, quien no ocultó su emoción. En su cuenta de Instagram, publicó un carrusel de fotos del histórico show agradeciendo el apoyo masivo: “Me ha sorprendido todo el apoyo y positividad, ¡y solo quería dar las gracias! Emocionado por todo el volumen y el sudor que nos espera".
Este reinicio no fue un acto impulsivo. La banda ya había encendido la mecha el 4 de septiembre con un críptico mensaje en sus redes: “¡Foo Fighters Unidos! Asegúrense de suscribirse al boletín para información que no querrán perderse…”. La intriga tenía un destino: el regreso a los escenarios.
El concierto en San Luis Obispo fue solo el calentamiento. La gira ya tiene fechas concretas: arrancará este 15 de septiembre en el Observatory de Santa Ana, California, para luego cruzar océanos con presentaciones en Singapur y Japón, y tendrá su escala latinoamericana en México. Con Rubin en la batería, los Foo Fighters no solo cierran una ciclo; abren de par en par la puerta a un futuro que suena tan fuerte como siempre