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Adiós al hombre-club: la tragedia que enluta al fútbol del interior
Santiago “El Pulga” Fredes, DT de Club Luján y símbolo absoluto de la institución, fue declarado con muerte cerebral a los 35 años. Una enfermedad autoinmune súbita truncó una vida dedicada a la camiseta, en el mismo momento en que había devuelto la ilusión deportiva.
Miercoles, 03 de Diciembre del 2025 - 11:49 hs.
Adiós al hombre-club: la tragedia que enluta al fútbol del interior

El grito se apagó en Luján. No fue en la cancha, ni en un penal atajado o errado. Fue en la frialdad de un diagnóstico médico que conmociona hasta los cimientos al fútbol argentino, ese que late con más fuerza en los clubes de barrio y pueblo. Santiago Fredes, “El Pulga” para todos, dejó de existir cerebralmente a los 35 años, en un giro trágico e inesperado que sumerge en el duelo a una comunidad entera que lo veía como la encarnación misma de sus valores.

La noticia, dura y cruda, llegó a través de un comunicado del Club Luján que partió en dos la historia de la institución. Con palabras medidas pero cargadas de una angustia palpable, el texto informó la muerte cerebral de su director técnico, aquel que había tomado las riendas del primer equipo apenas hace unos meses y que, con un estilo vibrante y protagonista, los había llevado a disputar el ascenso en el Reducido. La ilusión deportiva, renovada semanas atrás con su contrato para 2025, se quebró de la manera más cruel.

Fredes no era un técnico cualquiera. Era el hombre-club. Nacido futbolísticamente en Luján, tuvo tres etapas como jugador, vistiendo también las camisetas de Flandria, Defensores Unidos y Excursionistas, pero siempre con el regreso a casa como destino final. En 2018 colgó los botines con el escudo de su vida en el pecho. Sin embargo, su retiro fue solo un cambio de trinchera: se mudó a la estructura de juveniles, formando a las nuevas generaciones con la misma pasón con la que jugaba. Cuando llegó su oportunidad en el primer equipo, a fines de 2024, no hubo duda: la gente se identificó al instante con su propuesta. Fue el artífice de un equipo competitivo que soñó con el ascenso hasta el último penal en cuartos de final contra Sportivo Barracas.

Su salud se quebró repentinamente. El club informó de su internación el 24 de noviembre por “un tema de salud”. Los días siguientes trajeron partes médicos que hablaban de una “situación delicada”. El desenlace, confirmado por fuentes zonales, fue una devastadora enfermedad autoinmune que lo mantuvo una semana en el Hospital Austral de Pilar y deterioró su estado de forma súbita.

El dolor trasciende las fronteras de Luján. El presidente de la AFA, Claudio Tapia, se sumó al aluvión de condolencias en redes sociales, destacando el profundo pesar por la partida de “Pulga”. Clubes como Flandria, donde Fredes también dejó su huella como jugador en 2011, emitieron mensajes de pesar y solidaridad para con la familia y el club lujanero.

Pero el dolor más agudo es el local, el de una tribuna que veía en Fredes a uno de los suyos, hecho cancha y estrategia. El comunicado del club lo definió con precisión: “estandarte de los valores que Luján pregona”. Lo recordará por su entrega, su pasión, su sentido de pertenencia y su calidad humana. Un pedazo de la identidad del club se fue con él.

Queda el vacío de un banco que ya no tendrá su figura menuda y temperamental, el silencio donde antes resonaban sus indicaciones, y el proyecto deportivo que quedó trunco. Pero sobre todo, queda la imagen imborrable de un tipo que, como rezaba el parte oficial, llevaba a Luján “muy fuerte en el corazón”. El fútbol del interior, ese que se vive con una intensidad única, está de luto. Se apagó un Pulga, pero la estela de su entrega jamás se borrará de la memoria de Luján