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Discurso, filosofía, teoría, práctica, movimiento social… Con más de trescientos años de historia, el feminismo se define de todos estos modos, y más.
Nuria Varela, periodista, escritora y directora General de Igualdad del gobierno del Principado de Asturias, España, lo explica así en su libro Feminismo para principiantes (Ediciones B):
“El feminismo es un discurso político que se basa en la justicia. Es una teoría y práctica politizada articulada por mujeres que, tras analizar la realidad en la que viven, toman conciencia de las discriminaciones que sufren por la única razón de ser mujeres y deciden organizarse para acabar con ellas, para cambiar la sociedad.
El feminismo se manifiesta como filosofía política y, al mismo tiempo, como movimiento social. Con tres siglos de historia a sus espaldas, ha habido épocas en las que ha sido más teoría política y otras, como el sufragismo, donde el énfasis estuvo puesto en el movimiento social.
Además de ser una teoría política y una práctica social, el feminismo es mucho más. El discurso, la reflexión y la práctica feminista conllevan también una ética y una forma de estar en el mundo. La toma de conciencia cambia, inevitablemente, la vida de cada una de las mujeres que se acercan a él.
El espíritu del feminismo es una teoría de la justicia que ha ido cambiando el mundo y trabaja día a día para conseguir que los seres humanos sean lo que quieran ser y vivan como quieran vivir, sin un destino marcado por el sexo con el que hayan nacido.
El feminismo es la linterna que muestra las sombras de todas las grandes ideas gestadas y desarrolladas sin las mujeres y en ocasiones a costa de ellas: democracia, desarrollo económico, bienestar, justicia, familia y religión.
La historia del feminismo se estructura en olas, quizá porque el concepto indica, mucho mejor que un período o una época, que se trata de un movimiento de largo recorrido, conformado por distintos acontecimientos, que tiene su desarrollo según el lugar del mundo en el que nos situemos”.