23.3 ºC  Junín, Bs As |
Ahora que la temperatura empieza a subir, es hora de refrescar nuestra habitación, nuestra cama, nuestros encuentros. Sí, ha sido un largo, crudo y neurótico invierno. Los primeros calores nos invitan a volver a sentir, a relajarnos un poco (dentro de lo posible) y a reconectarnos con nuestro cuerpo, hasta ahora tapado de mantas y eternos pijamas de cuarentena. Esta vez no vamos a proponerte que te pongas en mood guerrero y salgas a conquistar placeres desconocidos. Ya sabemos que casi no tenemos resto para eso en 2020. En cambio, te vamos a invitar a que, si vas a tomar fresco..., ¡lo tomes por todas partes!
¿Qué hace el frío por nosotras?
Cuando hablamos de sexo, inevitablemente siempre nos remitimos al calor. Porque la excitación -tal como la entendemos- no es más que una acumulación particular de sangre en ciertas zonas del cuerpo provocada por roces puntuales y fantasías. El calor, entonces, viene a ser lo normal, la regla, cuando estamos excitadas. La irrupción del frío rompe eso que nos parece tan natural, nos pone en alerta. Como la asociación frío-excitación no es lo usual, al incorporarla, aparece algo que en la cama a todos nos encanta: una sensación novedosa.
¿Cómo incorporarlo?
Un mundo de sensaciones
Si con el frío abriste una puerta de sensaciones, tal vez quieras sumar a tu wishlist estas otras a través de productos de cosmética sexual que juegan con temperaturas y movimiento. No todos se consiguen en el país, pero ponelos en tu radar.
Masajes con soplos ardientes. Contrario a lo que solía suceder con las variantes vintage, los nuevos aceites de masajes con efecto de calor se activan con el airecito caliente que sale de la boca y crean un magnífico hormigueo que pasa pocos segundos después y te da ganas de pedirle que siga soplando. Las texturas son suntuosas, sedosas y nada pegajosas. La piel las absorbe lentamente de mil amores y sus aromas son una fantasía. Anotá: Warming Massage Oil, de la línea Slow Sex.
Bálsamos para cosquillitas de clítoris. Los bálsamos de clítoris son cremas súper ligeras, que parecen un poquito aguadas y traen ingredientes sorpresa para despertarte nuevas sensaciones. En general, leves hormigueos, cosquillitas y una sensación de calorcito y expansión que hacen que, de pronto, te lubriques naturalmente como si hubieras tenido horas de juego previo. En general, los ingredientes sorpresa que contienen son ginseng, arginina, aloe vera y algunas esencias especiales. Anotá: Clit Balsamo, de Shuga / Clitorial Balm, de Bijoux Indiscret / Gel con arginina de Sexitive.
Espuma crepitante. No, no es poesía, es una descripción. ¿Viste esa sensación de suavidad y liviandad que te da la espuma de afeitar? Bueno, ahora imaginate una espuma que, cuando empieza a bajar, da efecto de chispitas, como si fueran esos caramelos crocantes que hacen miniexplosiones en tu boca, pero sobre tu piel. La novedad en el mercado de las sensaciones son estas voluptuosas espumas que se pueden poner tanto en el cuerpo como en las zonas más íntimas y vienen acompañadas de deliciosos sabores y aromas que no hacen más que aumentar la diversión. Anotá: Crunchy Foam, de Intt.
Felación eléctrica. ¿Puede el sexo oral ser mejor? ¡Claro! Si te titilan los labios. Existen algunos bálsamos que se aplican como lipstick y provocan micromovimientos en la boca que parecen arte de magia. Estos micromovimientos también se activan en el pene y en tus labios íntimos, básicamente, porque se encienden en las mucosas. Anotá: Electric Fellatio Tingling Lips Gloss, de Orgie. Una curiosidad: dicen quienes lo probaron que masticar un poquito de jengibre o un aji picante antes de dar sexo oral crea la misma sensación..
El placer es presente
No es ningún secreto que el foco de casi todo lo que va del año fue nuestro propio cuerpo. Preocupadas y privadas de muchos placeres, de pronto las sensaciones se convirtieron en un refugio y en todo lo que tenemos. Por esta razón, muchas marcas de cosmética sexual se pusieron a producir y a innovar en el campo de las sensaciones, con nuevos niveles de sutilezas que nos despierten de lo adormecidas que estábamos en la vorágine anterior y, de paso, que vuelvan a traernos al presente, para dejar de pensar un poco en lo que pasó y en lo que se viene. El placer está presente.