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Ocho años de esfuerzo y dedicación le llevó consolidar su marca Filositas a la diseñadora de indumentaria Paula Rampelini (43). Antes de instalarse en las ferias de Palermo con sus primeras prendas de diseño para mujeres, trabajó para Zara como asesora de imagen. De ahí tomó las primeras herramientas que hoy emplea con éxito en su marca.
"Mi primer año con Filositas fue sin días libres. Dormía muy poco, cortaba prendas de noche, de miércoles a domingo atendía la feria, lunes y martes compraba telas y mandaba a coser lo poco que yo sola en casa -sobre una mesa con dos caballetes- llegaba a cortar". relata Paula. En esa época se empezó a hacer conocida por las perchas con canutillos que acompañan y hacen lucir sus diseños hasta el día de hoy. Dice que fue una gran identificación: la gente recordaba la marca por las perchas, no por su nombre.
En su semana debut en la feria vendió 50 remeras y había fabricado 100, pero gran parte de las 50 restantes se las había vendido a familiares y amigos. Para la segunda semana les pidió que se la devolvieran, para poder llenar el perchero mientras el taller le cosía más.
"Los imprevistos muchas veces me llevaban a tener el puesto casi vacío, pero con los meses me fui acomodando. Conseguí un cortador y nuevos talleres, que no son fáciles de conseguir si no hacés grandes cantidades. Fue una lucha de años armarme de un buen equipo de trabajo. Me pasó de todo: una vez me cosieron todas las prendas del revés y hubo que descoser y volver a coser, otro taller me dejó colgada porque decía que usaba muchos colores", recuerda Paula. Los primeros tiempos fueron difíciles porque no tenía contactos en el rubro. Todo lo consiguió preguntando en locales de telas o mercerías donde compraba. Sin embargo, reconoce que aprendió muchísimo de los talleres, desde los tipos de costura y la tensión de los hilos hasta qué máquina conviene usar para cada género.
Para 2012 las ferias de Palermo ya no eran lo que habían sido en un principio y los puestos se llenaron de revendedores de ropa de la calle Avellaneda así que los diseñadores empezaron a irse. Pero ese momento de crisis e incertidumbre fue una oportunidad para Filositas. Paula alquiló un departamento en Caballito y montó su primer showroom. También comenzó a diseñar sus propios estampados -con una temática diferente para cada colección- junto con la diseñadora grafica y amiga, Agustina Camilion. También se armó una página de Facebook y la empezaron a contactar por ese medio.
"Creo que el showroom fue un gran salto, recién después de ocho años pude hacer lo que soñaba: estampar mis propias telas y darle a la marca una mayor identidad y exclusividad", asegura su creadora. La inspiración para las prendas de Filositas siempre fuer el universo que acompaña a su creadora: el circo y sus colores, las diversas épocas de la historia de la moda, el baile lindy Hop de los años 20 y la música swing y jazz. Estas influencias se reflejan en una mezcla de texturas de telas, colores y estampados. Además de un estilo vintage con toques actuales.
En cuanto a la moldería, le gusta realzar las curvas de la mujer, lo femenino que identifica a cada una, con los distintos cuerpos. Con los años incorporó más talles y sigue trabajando en ello.
En 2018 se mudó a un showroom más grande también en la zona de Caballito, vende por mayor a todo el país y también se dedica a la venta online que, al día de hoy, con todo lo que pasó a nivel mundial le dio un respiro para seguir apostando a su proyecto.
"Todo emprendimiento tiene sus altibajos y producir en Argentina un producto de 0 no es una tarea sencilla, pero tampoco imposible. Disfruto mucho de mi trabajo y siempre estoy en la búsqueda de crear e incorporar nuevas cosas a la marca".
$25.000 (hace 14 años) fue la inversión inicial.
4 personas trabajan en la parte de diseño y atención al cliente.
Venden entre 200 y 400 prendas al mes por la tienda online. Y entre 400 y 800 por mayor.
41.000 seguidores en Instagram @filositas