Carlos Mastandrea es un juninense radicado en Firenze, Italia, desde 1990. Mientras en el viejo continente la pandemia afectaba fuertemente a la península, él contó  cómo vivía ese momento de angustia.

Mastandrea se dedica al rubro gastronómico, posee un restaurante de 150 cubiertos en el que trabajan 18 personas, y en ese entonces debió cerrar las puertas de su local.

Hoy, la realidad empieza a cambiar para él y para quienes se encuentran a su alrededor, aunque sabe que aún la situación no es la ideal ni mucho menos.

“Como ya lo había contado en la conversación que tuve con Grupo La Verdad, tengo un restaurante en Florencia desde abril 2006, con 18 empleados. El 11 de marzo tuvimos que cerrar y empezamos la cuarentena. El 8 de abril arrancamos con el delivery y eso nos ayudó mucho, más en lo psicológico que en lo económico”, relató esta semana el juninense afincado en Italia.

“Aunque tuvimos la suerte de recibir muchos pedidos todos los días, no alcanza para cubrir los gastos de un local tan grande que permanecía cerrado. El 18 de mayo entramos en la llamada fase 2, en la que nos permitieron abrir al público, manteniendo una distancia de un metro entre personas en la misma mesa y de dos metros entre mesas separadas. De esta forma mi restaurante pasó a tener 48 cubiertos de los 150 que tenía”, explicó en contacto, nuevamente, con este medio.

“Los gastos no sólo siguen siendo los mismos, sino que aumentaron, porque ahora hay muchos gastos de santificación. Tenemos que poner gel sanificante en varios puntos, guantes y gel en la entrada, barbijos y guantes para los empleados que tienen que trabajar así. Los clientes tienen que estar con barbijo, se lo pueden sacar cuando se sientan, pero si van a áreas comunes, como la caja, o el baño, se la tienen que poner”, expresó en la continuidad de la entrevista.

Nuevo escenario

“Tenemos que tener un registro de reservas con nombre y número de teléfono de todos los clientes por 14 días. Tenemos termo scanner para relevar la temperatura de los empleados y posiblemente de los clientes. Yo dentro de todo tengo la suerte de trabajar exclusivamente con clientes italianos que me conocen desde hace tiempo y dentro de todo me estoy recuperando. Pero hay muchos restaurantes, un treinta por ciento, en pleno centro que trabajan casi exclusivamente con turistas y que ni siquiera abrieron aún pudiendo abrir. Lo mismo pasa con hoteles y bares. En esta nueva fase también se puede viajar pero solo en su propia provincia. No podemos aún salir de la Toscana. Desde el tres de Junio se va a poder viajar de una provincia a otra aunque probable que solo se pueda viajar entre provincias que tengan más o menos el mismo índice de contagio. Por ejemplo la Lombardía va a seguir con varias restricciones”, indicó en cuanto a las precauciones y recaudos que debe tener a la hora de ofrecer el servicio.

“En lo que al Estado se refiere, hay muy poca ayuda a las empresas y a los trabajadores. La verdad, muchas promesas y pocos resultados. Hay trabajadores que no cobran sus sueldos desde marzo, sueldos de los que se iba a hacer cargo el Estado. Y a los pocos que cobraron sólo les tocó el 50 por ciento del sueldo”, agregó Mastandrea.

Y consideró por último: “Salir de la cuarentena es muy lindo a nivel psicológico, es poder de a poco sentirse libre. Yo tengo dos hijos, uno de 13 y uno de 19 años. Ellos son los que más sufrieron todo esto, ellos soportaron la preocupación de los grandes, están sin amigos y sin escuela desde principios de marzo. No van a volver a su vida hasta septiembre. El grande estudia matemáticas en Pisa, a 80 kilómetros de Firenze, pasó toda la cuarentena acá con nosotros, estuvo tres meses sin ver a su novia, a sus amigos, sin poder cursar. Perdieron las ganas, ahora que pueden salir casi los tengo que obligar, no tienen ganas”.

Fuente: La Verdad