El automovilismo es un deporte de grietas. Donde la fría planilla de resultados a veces es la mentira más grande del domingo. Quedarse con el P19 final de Franco Colapinto en el Gran Premio de Azerbaiyán es ver la foto estática y perderse la película en alta definición. Es ignorar el gesto que vale más que un podio: la imagen del piloto de 22 años, pasada la medianoche en Bakú, junto a los mecánicos que sudaban la gota gorda para reconstruir su A525 después de un accidente en la clasificación. Ese es el verdadero termómetro de su presente.

Mientras Alpine lucha en el fondo de la grilla, lastrada por el peor auto de la parrilla, la evaluación de un piloto trasciende el puesto final. Se mide en centésimas recuperadas, en actitud frente a la adversidad y en la capacidad de igualar o superar a un compañero de equipo experimentado. Y en ese manual, Colapinto está dando un curso acelerado de liderazgo.

El pilotenese no solo se ha ganado el respeto del equipo galo con gestos concretos –como tomar el micrófono en la fábrica de Enstone para arengar al personal en momentos difíciles–, sino que le está ganando la pulseada en pista a Pierre Gasly. El francés, ganador de un Gran Premio y con 170 carreras en sus espaldas, ve cómo el novato argentino lo ha superado en tres de las últimas cuatro clasificaciones. El domingo, un toque de Alex Albon truncó una carrera donde Colapinto volvía a exhibir un ritmo comparable al de Gasly, pero con neumáticos mucho más viejos, según revela la telemetría.

La frase de Colapinto tras el accidente del sábado lo define: "Prefiero chocar yendo rápido, que ser lento y no chocar". Es la esencia del corredor, un mensaje de que no se amilana. Flavio Briatore, el hombre fuerte de Alpine, ya adelantó que la pulseada por la titularidad en 2026 es contra el piloto de reserva Paul Aron. Pero Colapinto, con 11 eventos ya en el equipo y un manejo que crece sin bozales, lleva la delantera. Su futuro no se decide por un golpe contra el muro en un circuito traicionero, sino por una película de crecimiento que, escena tras escena, lo pinta como el líder que Alpine necesita. El título de 2026 parece ser, cada vez más, el próximo capítulo lógico