La pulseada interna por la campaña del oficialismo entró en su fase decisiva. Mientras el presidente Javier Milei partió directamente del aeropuerto hacia la Quinta de Olivos, donde permanecerá hasta el lunes, fue su hermana y titular del partido, Karina Milei, quien tomó las riendas de la emergencia política al regreso de la gira por Nueva York. Con el reloj electoral marcando un mes exacto para los comicios, Karina apuró la convocatoria para una mesa de campaña esta misma tarde en la Casa Rosada.

El encuentro, fijado para las 15 en un salón por definir, estará encabezado por el coordinador estratégico, Santiago Caputo, y la flamante coordinadora política, Pilar Ramírez, una colaboradora de absoluta confianza de la hermana del Presidente. La designación de Ramírez tiene un objetivo claro: intentar descomprimir las graves tensiones políticas que sobrevuelan el Gobierno y que el viaje a los Estados Unidos solo logró pausar momentáneamente.

En este tablero de incertidumbre, la figura de Eduardo “Lule” Menem, subsecretario y mano derecha de Karina, se mantiene como un operador clave, a pesar de los rumores sobre su continuidad. Según trascendió desde el karinismo, los Menem seguirán firmes en el diseño de la campaña, a pesar de los cuestionamientos que reciben por los reveses legislativos y la catástrofe electoral en la Provincia de Buenos Aires.

El frente externo: gobernadores en pie de guerra

Mientras el oficialismo intenta ordenar su casa, la oposición perfila un frente cada vez más cohesionado y desafiante. Los gobernadores Martín Llaryora (Córdoba), Maximiliano Pullaro (Santa Fe) y Juan Schiaretti (Córdoba, como referente nacional) endurecieron su posición y se pusieron al frente de la disputa electoral. Su mensaje es claro: exponen la debilidad del vínculo con Milei y exigen cambios concretos para después de octubre, condicionando cualquier tipo de apoyo futuro.

La estrategia de campaña, cuyos detalles terminarán de definirse hoy, tendría a Tierra del Fuego como primera escala del Presidente, para luego continuar por la Patagonia. Rosario y Mar del Plata son otros destinos posibles, pero no confirmados. El dato más sólido es que el cierre de campaña, al igual que el inicio, se realizaría en Córdoba, una provincia clave y bastión de la oposición que se ha convertido en el principal dolor de cabeza para La Libertad Avanza.

El espejismo de Nueva York

El regreso de los hermanos Milei desde Nueva York viene cargado de una mezcla de esperanza y escepticismo. El Gobierno se aferra al apoyo explícito de Donald Trump y a la promesa de un préstamo del Tesoro estadounidense como los grandes logros que podrían estabilizar las volátiles variables económicas. Sin embargo, en los pasillos de Balcarce 50 persiste la conciencia de que el mercado espera mayores detalles sobre las condiciones del salvataje y que la mejora es, por ahora, parcial y frágil.

La orden de no realizar más cambios en el Gabinete hasta después de las elecciones choca con una de las condiciones no escritas del acuerdo con Washington: la necesidad de que Milei logre consensos con la oposición. En esa misión imposible hasta ahora, el ministro del Interior, Lisandro Catalán, viaja sin descanso a las provincias en un intento por recomponer alianzas. Simultáneamente, desde la cúpula libertaria se coquetea con un eventual acercamiento a Mauricio Macri.

Pero la realidad es tozuda. Las mesas de diálogo no han evitado nuevos reveses en un Congreso que se muestra cada día más adverso. Mientras algunos libertarios acusan de "mala praxis" a los Menem por los fracasos legislativos, estos se defienden argumentando que las negociaciones se volvieron insalvables en año electoral. A un mes de la elección, el Gobierno juega sus últimas cartas, con Karina Milei como comandante en jefe de una campaña que se define entre cuatro paredes, lejos de la mirada pública de un Presidente que, por ahora, prefiere el enclaustramiento de Olivos