Este lunes, a las 11.45 de la mañana argentina, en el complejo Aspire Zone de Rayán, comenzará un nuevo desafío. No es uno cualquiera. Es el inicio de la travesía de una selección argentina Sub 17 que llega con un pedigrí distinto, con la etiqueta de campeona de L'Alcúdia y con el sueño de quebrar un techo histórico: Argentina nunca ha levantado la copa del mundo en esta categoría.

El equipo de Diego Placente, ex lateral de la selección mayor, afronta el Grupo D con la ambición como estandarte. El primer rival es Bélgica. Luego seguirán Túnez el jueves 6 y Fiyi el domingo 9. La misión es clara: terminar entre los dos primeros de la zona o, como mínimo, figurar entre los ocho mejores terceros para acceder a los octavos de final, donde la muerte súbita no perdona errores.

Esta generación no es un proyecto a la deriva. Es la continuidad de un equipo que ya mostró su jerarquía en España. En sus filas resuenan nombres que empiezan a generar expectativa. Thomas De Martis, el goleador de Lanús, es la referencia ofensiva. En el mediocampo, la calidad de Uriel Ojeda de San Lorenzo y la proyección de Jerónimo Gómez Mattar de Newell’s marcarán el compás. La defensa tiene en Matías Satas, de Boca Juniors, a un bastión.

Pero hay dos joyas que brillan con luz propia en el exterior. José Castelau, el arquero que se forma en la cantera del Real Madrid, y un nombre que genera curiosidad: Can Armando Güner. El delantero del Borussia Mönchengladbach, alemán de nacimiento pero de corazón argentino por su madre, es uno de los talentos elegidos para potenciar el ataque. Son los únicos dos jugadores que militan fuera del país, pero que se integran a un bloque sólido, con identidad.

El historial de la Sub 17 es una cuenta pendiente. El mejor resultado siempre fue el tercer puesto (en 1991, 1995 y 2003). En la última edición, en Indonesia 2023, la albiceleste cayó en semifinales ante el luego campeón, Alemania, y terminó cuarta. Ese escalón, esa línea de semifinales, es la que esta camada promete cruzar.

El mundial, que a partir de esta edición será anual y se disputará en Qatar hasta 2029, tiene un formato expandido a 48 equipos. Esto le da la bienvenida a naciones como Fiyi, Tayikistán o Zambia, pero también exige una concentración férrea. No hay margen para la distracción.

Con Nigeria como máximo campeón histórico (5 títulos) y Brasil pisando fuerte (4), el camino al podio está lleno de gigantes. Pero esta Argentina, la de Placente, no mira la historia con resignación. La mira con el deseo de escribirla de nuevo. El primer paso se da este lunes. El objetivo es llegar donde nadie llegó