Fotografìa ilustrativa

Vestir el uniforme del Cuerpo de Bomberos de Junín es mucho más que eso.

Es sinónimo de formación, conciencia, coraje, compromiso con la vida y saber que para desarrollarlo con firmeza implica muchas veces arriesgar la vida.

Ayer, la atención de muchos juninenses estuvo centrada en lo que estaba ocurriendo en una de las torres del FONAVI, desde las primeras horas de la mañana.

Todo comenzó con llamados  a personal policial por disturbios y gritos que se registraban  en un departamento de la torre del FONAVI ubicada  en Dulbecco y Rivadavia cerca de las 5 de la madrugada.

Poco más de una hora después, el promotor del incidente salió del departamento aunque no por la puerta sino al exterior, para quedar, en un cuarto piso, parado sobre lo que parecía una baranda en un pequeño espacio de luz. De un lado el vacío. Del otro una base de cemento.  Y cero espacio para maniobrar o intentar acercarse sin que se diera cuenta y todo terminara en tragedia.

Poco después, en la calle, vecinos, personal de las fuerzas de seguridad –GAD, UPPL, Comando Patrullas-, móviles, una ambulancia del SAME, familiares del protagonista de esta historia  y mucha tensión.

Las miradas iban hacia la figura del hombre parado en la cornisa a más de 8 metros de altura que amenazaba con arrojarse al vacío.

No hubo forma de convencerlo a que depusiera su actitud.

Mientras tanto rumbo a Junín venía un equipo del Grupo Halcón con dos negociadores.

Y a medida que pasaban las horas iba creciendo la inquietud. 

Hasta que finalmente el desenlace.

Un integrante del Cuerpo de Bomberos de Junín, utilizando un sistema conocido como rappel y un negociador,  sin acercarse demasiado pero lo suficiente como para dialogar con el objetivo.

Para quienes estaban presentes, la imagen era hipnótica.

Un bombero, utilizando el sistema que permite ascender o descender por paredes verticales y con un extremo anclado en un punto seguro, iba lentamente bajando por una de las paredes de la torre del FONAVI mientras el oficial del Grupo Halcón intentaba distraerlo.

Y en un segundo, llegar hasta el hombre para empujarlo con los pies hacia el interior del pequeño patio o descanso.

Acto seguido reducirlo.

Los pasos posteriores, ya esperados, la asistencia, el traslado del hombre consciente e ileso, hacia el Hospital Piñeyro.