El mundo del deporte de élite es un escenario donde lo público y lo privado a menudo colisionan, dejando al descubierto gestos, manías y vulnerabilidades que trascienden el mito. En los vestuarios, ese territorio sagrado y hermético, las anécdotas se acumulan como secretos a voces. Hoy, una de ellas sale a la luz con un nombre de peso: Neymar Jr.

Alexandre Letellier, arquero francés que compartió camarín con las estrellas del Paris Saint-Germain, rompe el silencio sobre un episodio que lo dejó perplejo. Ocurrió en el Camp des Loges, el centro de entrenamiento del club parisino. Letellier entró al baño y se encontró con una escena inesperada: Neymar sentado en el inodoro, con la puerta completamente abierta. “Me sorprendió y pensé: ‘¿De verdad hace esto?’”, relató. La reacción inmediata fue retirarse, confundido.

Fue otro compañero, Abdou Diallo, quien le dio la clave del comportamiento. “Es normal, es porque es claustrofóbico. Nunca se encierra con llave, siempre deja la puerta abierta”, le explicó. Así, un detalle cotidiano se convertía en la puerta de entrada a una particularidad íntima del astro brasileño: su lucha contra el encierro, incluso en los momentos más privados.

Letellier, quien además cedió el dorsal 30 a Lionel Messi cuando el rosarino llegó al PSG, no escatima elogios hacia Neymar. Lo define como el futbolista más impresionante con el que ha compartido equipo. “Da la impresión de que el juego va rápido para nosotros, pero para él va en cámara lenta”, afirma, recordando entrenamientos donde el brasileño se liberaba de marcas imposibles con una facilidad desconcertante.

Mientras este relato humano sobre Neymar circula, otro escándalo agita el mundo del motor. En la Fórmula 1, la polémica por una maniobra riesgosa en Qatar entre el joven promesa de Mercedes, Andrea Kimi Antonelli, y el experimentado Lando Norris, ha escalado a un nivel alarmante: Antonelli habría recibido amenazas de muerte. El incidente en pista, ya analizado y sancionado por los comisarios, desbordó las redes y llegó a lo más oscuro del fanatismo, poniendo sobre la mesa el lado más tóxico del deporte moderno.

De vuelta a la historia de Letellier, el arquero reflexiona sobre su paso por el PSG: seis títulos, pero apenas dos partidos oficiales. Entre sus mayores arrepentimientos, menciona que su padre no pudo ver su regreso al club parisino y haber dejado el equipo un año antes de que conquistaran la ansiada Liga de Campeones. “Fui a ver el partido en Múnich, pude felicitarlos… poder vivir aunque fuera un poco de eso ya fue enorme”, confiesa.

Neymar, mientras tanto, sigue en la lucha. Lejos ya de París, y de vuelta en su Brasil natal con la camiseta de Santos, acaba de ser clave en una victoria por 3-0 contra el Sport Recife. Lo hizo desoyendo recomendaciones médicas de una intervención que habría acabado su temporada. Demostrando, una vez más, que su talento y su voluntad corren parejos, mientras sus antiguos compañeros siguen revelando las pequeñas batallas que libraba puertas adentro —o, mejor dicho, con las puertas abiertas