Una sonrisa franca, desbordante, le ilumina el rostro. Es la expresión genuina de un sueño que acelera. Santino Panetta, con apenas 15 años, no disimula su felicidad: acaba de asegurar su lugar en la Eurocup-3 para la próxima temporada, un escalón crucial que conecta la Fórmula 4 con la ansiada Fórmula 3. En su Campana natal, disfrutando de un breve respiro y de un asado que sabe a gloria, el joven piloto analiza con una madurez sorprendente el camino recorrido y el salto que se avecina.

Viene de completar su primera experiencia en monopostos en la Fórmula 4 Española, con el insólito equipo del arquero del Real Madrid, Thibaut Courtois. Pero ahora, el destino es otro. Panetta se incorpora a la renombrada escudería inglesa Hitech, un semillero de talentos con una hoja de ruta impecable hacia la élite. Fundado en 2002, el equipo no solo ocupa hoy el segundo lugar en la Fórmula 2, sino que forjó a figuras como George Russell, Liam Lawson e Isack Hadjar. "Es un salto grande porque el equipo tiene mucha historia, de punta, que tiene toda la escalera de Fórmula", explica Santino, consciente del peso del nombre que ahora lleva en su overall.

El acuerdo llegó tras una prueba exitosa en Austria, gestionada por sus managers de Bullet Sports Management –la misma empresa que guía la carrera de Franco Colapinto–, donde manejó un F3 de 2022. "Me fue bastante bien y quedaron contentos. Fue bueno como experiencia porque es un auto que tiene mucha potencia", relata. La Eurocup-3 del año que viene estrenará el chasis Dallara D26, un monoplaza con 370 caballos de fuerza, carga aerodinámica muy superior y una velocidad que puede superar en 20 km/h a la de la F4. "En comparación, es entre 10 y 15 segundos más rápido por vuelta", detalla con la precisión de un ingeniero.

La vida de Santino es una carrera contra reloj desde muy chico. A los 14 años ya vivía solo en Italia, integrando el equipo oficial CRG en karting. Este año, su base fue Madrid, cerca del taller de su equipo. Allí, además de aprender a convivir con la soledad y a cocinar sus propias pastas y pollos, se sumergió en el meticuloso mundo de la data en la Fórmula: "Tenés tu ingeniero, el team manager, muchos más datos del freno, de la aceleración, y mucho análisis de cámaras a bordo". El esfuerzo físico también es parte del paquete: sumó dos kilos de masa muscular para soportar mejor las fuerzas G, un detalle que le permite sentirse "bastante bien con el cuello".

Mientras cumple 16 años en diciembre y avanza a distancia con un secundario de trece materias, su mente está puesta en la pista. Sabe que el camino a la Fórmula 1 es estrecho y está poblado de obstáculos. "Mi sueño es llegar a la F1", afirma, pero con los pies en la tierra: "Una alternativa podrían ser las carreras de Endurance, de GT3 o LMP3. Lo importante es que me pueda dedicar al automovilismo".

Santino Panetta no tiene registro para conducir en la calle. Pero en los circuitos de Europa, donde la curva del aprendizaje es tan cerrada como la de Eau Rouge, ya pisa el acelerador a fondo. Con el respaldo de un equipo histórico y la ambición como combustible, el joven bonaerense no solo corre por un campeonato. Corre para escribir, desde ya, un nuevo capítulo para el automovilismo argentino. La sonrisa, al menos por ahora, lo dice todo