La salida de Sergio Romero a Argentinos Juniors fue solo el primer movimiento. Ahora se confirman las bajas de otros dos históricos: Cristian Lema y Frank Fabra. El defensor chubutense, apartado del plantel profesional y sin jugar desde octubre del año pasado tras una grave lesión, no renovará su contrato que vence en diciembre. Un epílogo gris para un jugador clave en etapas anteriores. Fabra, por su parte, cierra un ciclo de una década y nueve títulos locales. El colombiano, ya con ofertas de su país, perdió la pulseada con Lautaro Blanco y su participación en 2025 fue marginal. Su adiós simboliza el fin de una era.

A ellos se suma la partida definida de Ignacio Miramón. El mediocampista, cedido por el Lille, no será adquirido por Boca tras una participación mínima, opacado por una larga lista de compañeros en su puesto. Su salida evidencia otro problema: la acumulación de piezas mediocres que no logran imponerse.

Pero la lista de potenciales salidas es extensa y habla de un malestar generalizado. El arquero Javier García, símbolo de cohesión en el vestuario, deberá definir si continúa, se retira o asume un nuevo rol. En el costado derecho, tanto Luis Advíncula como Lucas Blondel evalúan su futuro ante la falta de continuidad; el peruano dejó una frase elocuente: "no le cerrará las puertas a nadie". La falta de minutos también pone en duda la continuidad de Leandro Brey, Nicolás Figal, Agustín Martegani y Lucas Janson, todos a la espera de lo que decida el próximo cuerpo técnico.

Dos casos aparte, y de alta sensibilidad, son los de Edinson Cavani y Exequiel Zeballos. El Matador, con chance de rescindir a fin de año, quiere su revancha en la Libertadores. El Changuito, cuya renovación se tratará recién en 2026, quedó en el centro de la polémica tras su sustitución temprana en el partido contra Racing, un movimiento táctico de Úbeda que generó rechazo masivo y que el propio jugador pareció cuestionar en redes sociales.

En medio de este panorama de incertidumbre, con un directorio que aún debe definir la continuidad de Úbeda y la de varios futbolistas, la figura de Juan Román Riquelme emerge como el gran definidor. La responsabilidad de reconstruir un plantel competitivo, que no se desinfle en los momentos cruciales, recae sobre su gestión. Se habla de reforzar la delantera como mínimo, pero la tarea es más profunda: se necesita recomponer el espíritu de un equipo que, tras otra eliminación amarga, deberá encontrar su identidad entre los escombros de una temporada que prometía más. La purga comenzó; ahora falta ver con qué materiales se intentará levantar el nuevo edificio