La bomba ya no tiene timer. Estalló en el vestuario, saltó a los medios y ahora amenaza con hacer añicos un ícono. La relación entre Mohamed Salah y el Liverpool entró en un punto de no retorno, fracturada por declaraciones incendiarias del delantero, una durísima sanción del club y un silencio elocuente en un plantel que intenta, infructuosamente, apagar el incendio. Lo que suceda este sábado contra Brighton podría ser el último capítulo de una era.
El detonante fue la explosión de Salah tras el empate 3-3 con Leeds, donde por tercera fecha consecutiva fue suplente. “No puedo creer que esté en el banco 90 minutos. Es la tercera vez. Estoy muy, muy decepcionado”, lanzó el egipcio, para luego apuntar contra el entrenador Arne Slot y la dirigencia. “Tenía una buena relación con él y, de repente, ya no tenemos ninguna. No sé por qué. Para mí es inaceptable”. Pero fue más allá: “El club me prometió muchas cosas en verano. Parece que me están traicionando”.
La reacción del club fue rápida y contundente: Salah fue apartado de la convocatoria para el triunfo clave ante el Inter de Milán en la Champions League. Una victoria sufrida, 1-0, que sirvió de telón para una interna que ya es pública. Slot, con el respaldo de la cúpula, fue claro: “Cuando un jugador dice cosas así, tenemos que reaccionar como club. Y puedes ver que no está aquí”.
La frágil paz del vestuario
En medio de la tormenta, un argentino intentó tender un puente. Alexis Mac Allister, titular en San Siro, optó por la diplomacia: “Nosotros como grupo sabemos lo que es Mo, tenemos un gran cariño con él y sabemos lo que significa para el club. Obviamente es difícil cuando uno no está jugando… Ojalá que se pueda llegar a buen puerto”. Palabras cuidadosas que contrastan con la crudeza de otros referentes. El capitán Virgil van Dijk sentenció: “Ese tipo de cosas se quedan en casa. Tenemos que ser una unidad”. Mientras que el arquero Alisson Becker, consultado sobre si el plantel sigue bancando a Slot, fue tajante: “Por supuesto que sí”.
El conflicto no es solo una cuestión de egos. Tiene números y un trasfondo deportivo ineludible. Salah, goleador de la Premier la temporada pasada con 29 tantos, hoy vive su peor momento: apenas 5 goles en 19 partidos esta campaña. Pasó de ser intocable a un suplente recurrente, y según versiones del periodismo inglés, el cuerpo técnico cuestiona su falta de trabajo defensivo en un equipo que es de los más goleados.
Un futuro que se desdibuja
Con la mira puesta en la Copa Africana de Naciones, a la que se incorporará tras el partido con Brighton, Salah puso en duda su continuidad: “Pensaba que iba a renovar aquí y terminar mi carrera aquí, pero esto no es lo que estaba previsto”. Una frase que resuena como un adiós anticipado, a pesar de que su contrato se extiende hasta 2027.
Mientras Slot, ya en la cuerda floja por resultados irregulares, intenta reafirmar su autoridad, el Liverpool enfrenta una encrucijada histórica: gestionar la salida de su última gran estrella de la era gloriosa, en medio de un quiebre que dejó al descubierto las costuras de un vestuario dividido. Este sábado, en Anfield, no se jugarán solo tres puntos. Se jugará, quizás, el final de una leyenda