Verónica Magario renunció a su banca en la Cámara de Diputados -obtenida en las elecciones de septiembre, en las que fue testimonial- bajo un intenso fuego amigo para sostener su puesto de Vicegobernadora y el de su rol como titular en la Cámara alta.

En Presidencia del Senado hablan de un “golpe de Estado” de La Cámpora que podría responder a dos hipótesis: acaparar todos los cargos administrativos, incluida la Secretaría Administrativa, un puesto estratégico para las discusiones legislativas o frenar la intentona de la ex intendente de La Matanza de ir a diputarle a Máximo Kirchner la presidencia del PJ bonaerense.

La embestida de Berni, una primera señal

Desde el entorno de la vice gobernadora aseguran que detrás de la embestida protagonizada durante la sesión preparatoria por el exministro de Seguridad, Sergio Berni, estuvo el propio Máximo Kirchner.

El polémico exfuncionario bonaerense y actual senador por la segunda sección intentó ganar un cuarto intermedio para rediscutir el reparto de cargos legislativos y presionar a Magario. Pero no logró quórum y luego buscó impugnar la sesión públicamente, a través de una grave denuncia por “incumplimiento de los deberes de funcionario público”

“Usted ha incurrido en incumplimiento de los deberes de funcionario público, atento a que ha violado el Reglamento Interno del Senado de la Provincia de Buenos Aires en su art. 107, por el cual debe velar y cumplir atento el cargo que detenta como Presidenta del cuerpo”, lanzó Berni en relación a la aprobación de las licencias de Gabriel Katopodis y Diego Valenzuela.

Un pedido de sesión que incomodó a Verónica Magario

Una hábil jugada del kirchnerismo en la Cámara alta bonaerense expuso a Verónica Magario, que aún no pudo cerrar los entendimientos internos necesarios para definir a las nuevas autoridades del Senado.

Luego de la fallida sesión preparatoria —tras la jura de los nuevos legisladores no hubo acuerdos para avanzar en la definición de los cargos— senadores ligados a Cristina y Máximo Kirchner pidieron una última sesión, con un temario incómodo de esquivar para Axel Kicillof.

Entre los puntos propuestos figuran la creación del Centro de Industria Farmacéutica Bonaerense y de la Empresa Bonaerense de Emergencias en Salud, dos proyectos estratégicos para la gestión provincial que corren riesgo de perder estado parlamentario si no son tratados en el corto plazo.

El pedido fue desconocido por Verónica Magario, quien dejó pasar el pedido aún a riesgo que pierdan estado parlamentarios los proyectos del Ejecutivo.

La presión por la renuncia, la jugada camporista

“Hoy operaron todo el día para que renuncie al Senado” se quejaron desde sectores ligados a la vicegobernadora, quienes consideran que el objetivo real de la insistencia por la jura en Diputados escondía el deseo de quedarse con la conducción del Senado.

Lo cierto es que la situación forzó a una renuncia incómoda de Magario en Diputados. Aunque hizo que todo el mundo presumía, quedó en el centro de la polémica por el pragmatismo y la impunidad con la que desistió de ocupar la banca de diputada provincial por la tercera sección electoral.

Es que si bien se trata de una práctica lamentablemente común y que alcanza a gran parte del arco político, ni siquiera prestó juramento para asumir el cargo y luego pedir licencia. Directamente renunció al lugar para el que millones de vecinos la eligieron de forma democrática para representarlos.

El consuelo para la dirigente de La Matanza será la premisa popular de “el que avisa no traiciona”, ya que en la propia campaña hizo declaraciones en las que desechaba el cargo para el que se postulaba: “Mi intención no es asumir sino seguir al lado de Axel. Somos parte del equipo de Axel y llevamos seis años trabajando, y vamos a seguir trabajando”, sostuvo antes de los comicios

El utilitarismo político convirtió a su caso en una de las candidaturas testimoniales más crudas de la historia política bonaerense. Su único interés fue el de sumar peso político en una elección en la que el peronismo históricamente saca ventaja, una práctica que alimenta la desconfianza de la ciudadanía en la política tradicional.

De esta manera, Verónica Magario se sostendrá en su rol como vicegobernadora y podrá continuar el manejo del Senado bonaerense, un territorio que se le presenta hostil hasta con su propia tropa por la indefinición de las autoridades de la Cámara alta.

Con la renuncia de Verónica Magario, el intendente de Ensenada Mario Secco logró hacer ingresar a una dirigente de su confianza.

Se trata de Silvina Nardini, quien se desempeñó como presidente del bloque de concejales de Ensenada de Fuerza Patria. De esta manera el intendente y titular del Frente Grande mantiene presencia legislativa pese a la salida de su principal espada legislativa, Susana González.