El destino a veces elige los momentos más crueles para llevarse a quienes más brillan. Ethan McLeod, de 21 años, tenía toda una carrera por delante, goles por gritar y sueños por cumplir. Pero en la noche del martes, tras haber disputado un partido con el Macclesfield FC en la Liga Nacional Norte, su vida se truncó en la ruta. Manejaba su Mercedes cerca de la salida 15 de la M1, en Northamptonshire, cuando el auto chocó contra una barrera metálica. Eran las 22:40. No hubo otros vehículos involucrados. Testigos y agentes intentaron reanimarlo, pero ya era tarde. La Policía local confirmó su muerte en el lugar y mantiene abierta la investigación para determinar las causas exactas del siniestro.
McLeod no era un jugador más. Había llegado al Wolverhampton Wanderers con apenas 7 años, formándose en sus juveniles, y aunque su camino profesional lo llevó luego por clubes como el Rushall y el Stourbridge antes de recalar en el Macclesfield, su talento y personalidad ya habían empezado a marcar la diferencia. En sus últimas cinco apariciones con el equipo, había anotado dos goles. Pero más valioso que eso era la luz que desprendía en el vestuario. “Era muy talentoso y tenía una personalidad que alegraba a todos. Nos llevó a ser nuestra mejor versión”, destacó el club en un comunicado desgarrador, donde también afirmó: “Las profundas cicatrices mentales provocadas por la muerte de Ethan sin duda nunca sanarán, pero una cosa es segura: su vibrante legado nunca se desvanecerá”.
El Macclesfield, con “gran pesar y una abrumadora sensación de surrealismo”, describió a McLeod como un joven con “profesionalismo y ética de trabajo inquebrantable”, cuyo “entusiasmo por la vida puso sonrisas en todos nuestros rostros, incluso en los días más oscuros”. Y remarcó: “Ethan vivirá en nuestros corazones y mentes por siempre”.
La noticia conmocionó al fútbol inglés, que aún no se repone de otra pérdida trágica reciente: la de Diogo Jota, ex jugador del Liverpool, fallecido el 3 de julio en un accidente en España junto a su hermano. Como gesto de honor, el Wolverhampton Wanderers, último en la Premier League, realizará un minuto de silencio este sábado en su partido ante el Brentford.
Queda el recuerdo de un chico que, con sólo 21 años, ya había aprendido a inspirar. Que llevaba en los botines no sólo la ambición de crecer, sino la alegría contagiosa de quien juega por amor al juego. La curva de la M1 se llevó su futuro, pero no el eco de su sonrisa en quienes lo conocieron. El fútbol llora otra estrella que se fue demasiado pronto, en la quietud de una noche cualquiera, camino a casa